Opinión

¿Por qué es tan difícil la unidad en la oposición de Nicaragua?

El tiempo ha avanzado aceleradamente y en las filas de la fragmentada oposición de Nicaragua pareciera que la ansiada unidad que demanda la gran mayoría del pueblo cada vez se aleja más. En reuniones que hacemos para analizar esta situación en el exilio, nos preguntamos con tanta frecuencia qué es lo que está pasando. Aunque es fácil hacer una lectura de los últimos acontecimientos en los cabecillas de diferentes movimientos opositores a la dictadura, y de esa manera sacar nuestras propias conclusiones.

Todos sabemos que sin unidad de todas las fuerzas democrática opositoras es difícil ganarle al contrincante; es una de las característica de los procesos electorales de nuestro país. Desde 1990  en adelante ha quedado demostrado y haciendo estas lecturas nos damos cuenta que en las elecciones donde han ido en un solo bloque todas las fuerzas democráticas, el triunfo ha sido seguro y arrollador. Y cuando es lo contrario, donde la oposición se ha presentado a los comicios en pedazos, el oponente ha salido beneficiado como el ganador.

Algunos dirigentes políticos tienen pésima actuación ante la opinión de la ciudadanía en general. Creen que con la actitud que los domina están transmitiendo el sentir de todos, pero no es así, es tan solo una ilusa mala práctica personal cuando lo que ganan es un cúmulo de rechazo y causan desilusión endémica. Como que no se dieran cuenta de que el pueblo es quien ejerce el soberano derecho de otorgar y poner, de dar poder y quitarlo también, de deshacer cualquier dictadura, de castigar a políticos tradicionales y gobiernos corruptos cobijados con la bruma de la equivocación.

Algunos políticos han olvidado que el pueblo actúa dando a conocer sus capacidades también, empujados por  el argumento de sus derechos y deberes que están consignados en la Constitución Política del País. Hay de aquellos que tratan de envolver al pueblo, queriendo hacer creer que están decidiendo por ellos y que se los ha manifestado en sus recorridos, hacen de voceros inútiles y el engaño y la mentira son la guía para escalar en sus aspiraciones. De esto hay que estar pendientes y atraparlos en cuestionamientos por si acaso quieren enderezarse.

Estamos observando los de abajo con mucha atención y desde muy cerca de como la arrogancia, el orgullo y los intereses personales corroen a algunos partidos políticos y algunos líderes, incluso  uno  y otro pre candidato ya sacó la caja de lustrar. Estamos viendo de cerca a los aspirantes presidenciales y en algunos queda de manifiesto el “yo quiero ser presidente”, reflejando claramente más los deseos individuales que  las aspiraciones transparentes de un pueblo que ha estado dominado por dictaduras y caudillos, lo cual ha dado como resultado problemas garrafales.

La población pide todos los días la Unidad de  las fuerzas democráticas opositoras participar en las elecciones con candidato único. ¿Por qué los partidos políticos, sus líderes, los precandidatos presidenciales ponen oídos sordos ante esta petición del pueblo que por todos los medios es difundido? Cada vez más nos estamos convenciendo quiénes son los que quieren la unidad y quiénes no. Da la impresión de que los que se resisten a dar el paso de la unidad, pareciera que fueran aliados de la dictadura. El pueblo está esperando primero la unidad y después al candidato o candidata oficial de la oposición; esto es sin más preámbulo lo que anhela el pueblo de Nicaragua para un cambio.

Señores precandidatos a la presidencia de la República, señores líderes de los partidos políticos de oposición, es hora de hacer un alto a las pretensiones  personales que notamos en ustedes sin mucho esfuerzo. Es momento de que destraben lo que nos tiene estancado y que ustedes mismos están provocando e impide cumplirle a un pueblo los sueños de vivir en un país mejor. La conducción de un país es más auténtica cuando va acompañada del pensar, el sentir, la sabiduría y anhelos de todos. Si están convencidos de la vocación de servicio que tienen, también tienen que entender que la capacidad de escuchar al pueblo va de la mano para ser un mejor líder. Nicaragua es de todos.

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