Opinión

Por la la matria-patria: de la polarización a la concordia

Demás está decir que el grupo de los hombres abrazados será tan poderoso como un terremoto y que el grupo del odio
  • Demás está decir que el grupo de los hombres abrazados será tan poderoso como un terremoto y que el grupo del odio, de los que tienen miedo de mancharse la carne con sudor de albañil, será como un aborto de la tierra.

          Jorge Debravo.

Apelando a la “blanca” daga del choteo, como la concibió Yolanda Oreamuno, un sector importante de los medios de comunicación dominantes del país califica –más bien descalifica– reiteradamente de “pensionados de lujo” a catedráticos universitarios que por méritos académicos, trayectoria profesional y dedicación al trabajo investigativo y docente, alcanzaron a obtener en promedio una pensión neta de entre dos y tres millones de colones.

No son 12, ni diez, ni ocho ni siete millones, como publicitan esos medios, de manera burda y antojadiza, omitiendo los elevados porcentajes de las deducciones que alcanzan hasta un 57% -sobrepasando el 55% establecido por la OIT- de la pensión bruta.

Pero, ¿acaso no puede concebirse ese monto como una pensión decente para trabajadores de la educación, que aportaron y continúan aportando lo mejor de sus capacidades intelectuales al servicio del desarrollo de la ciencia, la cultura y la tecnología, en un país que se ha disputado los primeros lugares en desarrollo humano en América Latina?

Por otra parte, estos medios, en complicidad con el poder económico y político, se muestran complacientes con los verdaderos privilegios de quienes reciben salarios con pluses que superan los nueve millones.

De igual forma lo hacen con la amnistía a las grandes empresas, que incluso favoreció hasta a diputados, para los cuales sí hay leyes que protejan sus nombres, mientras que a los pensionados se les exhibe en el circo, convocando a su lapidación y escarnio.

¿Acaso se les cobra que sus logros no se han obtenido adulando al poder ni por prebendas del clientelismo político, facilitador del ascenso de la mediocridad complaciente y arribista que hoy está corroyendo nuestra institucionalidad democrática?

Este ensañamiento contra los trabajadores de la educación es una muestra más de un país que se desborda por los senderos de la pobreza intelectual y espiritual.

Se ven frustradas las nobles aspiraciones del estadista don Pepe, de una sociedad que no fuese pobre pero que tampoco fuese vulgar.

Avanzamos hacia una sociedad que le ha declarado la guerra a la cultura, una sociedad que sacraliza el dinero al punto de considerar que no vale la pena invertir en la protección de ese templo de la cultura que es el Teatro Nacional –una “perla en un barreal”–.

El trato vulgar y soez al educador, al pensionado y a la intelectualidad en general, retrata de cuerpo entero a una sociedad cultural y éticamente empobrecida.

La falta de mesura y actitud dialogal nos están conduciendo a un callejón sin salida, con posiciones intransigentes por parte de sectores de la clase política que se están dejando llevar por los vientos del autoritarismo prepotente, torpe y maledicente que soplan de norte a sur.

La antidemocracia y el discurso de la violencia simbólica tocan a las puertas de nuestra casa y hay quienes están dispuestos a abrirlas.

Así que hacemos una excitativa a las señoras y señores diputados de la República para que, superando el lenguaje del choteo y el comportamiento “baja pisos” propios de una contracultura empobrecida que incita al odio y la polarización social, optemos por el lenguaje y el comportamiento de la concordia, la paz y el diálogo mesurado, así como una posición constructiva para superar las desigualdades estructurales que sufre este país.

Nos sumamos con voluntad a esta gran tarea de abrir horizontes de esperanza para un pueblo que ha dado muestras de que es posible alcanzar un progreso económico y socialmente equilibrado, en democracia.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido