Opinión

Por favor, rescatemos a la Caja

Otro medio de prensa escrito publicó el 15-05-2023 un artículo titulado “La enfermedad de la caja”, autoría del Sr. Dennis Meléndez Howell, y del cual tomo dos frases: “(…) el problema más grave de la CCSS es, por mucho, el seguro de enfermedad y maternidad” y “(…) las dificultades para conseguir citas y, en muchos casos, la mala atención a los asegurados”, esta como una de las razones por las que afirma lo primero. Hago un llamado a los asegurados por el rescate de nuestra institución. Antes, reconocer la buenas intenciones de su presidenta ejecutiva: Ms Marta E. Esquivel R. al coincidir en la acción a favor de los usuarios que emprendió el 05/01/2023, cuando desde antes de las 6:00 a.m. llegó al Ebais en Montes de Oca al que asisto. Me impresionó verla bajar de su alto cargo para revisar el maltrato que se nos da, se lo alabé. Es obvio que a una sola persona le será imposible curar la enfermedad, nos toca a todos los interesados.

Insisto pues, el problema persiste y crece. Ilustro con un hecho verídico que sucedió el 27-02-2023: fui al servicio de Odontología, en Los Yoses, donde me corresponde, serían las 7:45 a.m., no había nadie atendiendo a mí y a un pequeño grupo de pacientes detrás. Unos 40 minutos después llegó la encargada, le dije: “Vine a solicitar una cita”, su respuesta: “Ya para hoy no hay”, yo replico: “Pero soy adulto mayor”, y me dice: “al adulto mayor se atiende a las seis de la mañana, con prioridad”, de nuevo le digo: “Estoy aquí desde hace 40 minutos”, me responde ya alterada: “Yo andaba desayunando”, fue cuando le hice una pregunta: “¿Usted desayuna en el trabajo?”, ella entró en cólera y me contestó levantándome la voz que: “Ella tenía ese derecho”, y yo: “No se irrite”, y en el mismo tono de voz insiste: “Ese es mi derecho”, dije, para mí mismo y sin retirarme de la ventanilla: “Voy a hablar con D. Marta”, no se quedó callada: “Haga lo que le dé la gana, es más, aquí tiene mi nombre”, desafiante dándome un papel, el cual conservo. Que conste nunca dije que no puede desayunar. Ese mismo día vía email, elevé mi queja al más alto nivel. De la respuesta recibida 31-03-2023, doy copy-paste, al descargo de la funcionaria pública, asumo, a su superior:

“Buenos días estimado Licenciado, efectivamente cuando el usuario se presentó yo me encontraba en el tiempo de desayuno, no obstante, no tomo más del tiempo que está normado, por lo general mi tiempo de desayuno lo tomo en la misma recepción en la parte de atrás o en el comedor tomando el tiempo reglamentado, cuando volví el señor me indica que yo no tengo derecho de desayunar y que el en 60 años laborados nunca salió a desayunar, por lo que una usuaria en fila le indica que yo no soy un robot y entre ellos se ponen a discutir, le indico al señor que si gusta quedar en lista de espera o si le programo una cita y el señor molestó y se fue gritando que se iba a quejar, al rato regresó a solicitarme el nombre.

Si deseo aclarar que, aunque no tengo quien me cubra los tiempos de alimentación, siempre les informo a los oficiales de seguridad que iré al desayuno, almuerzo e incluso al servicio sanitario y ellos quedan pendientes (para ese día estaba la oficial Kimberly) y además les informo a la jefatura de odontología e incluso a los odontólogos y a las técnicas cuando estoy en los tiempos mencionados y en la recepción el letrero de tiempo de alimentación”.

Juzgue la opinión pública, de dos versiones surgen faltas a la verdad, no había rótulo alguno, no le dije: no tiene derecho a desayunar, ni que en 60 años de trabajo yo no lo hice (sí, lo había comentado antes, en privado a una paciente en fila), no hubo discusión con ella, ni con nadie, yo solicité cita y ella dijo “Ya para hoy, no hay”,  no la pedía para las 9:00 o 10:00 a.m. y, resulta que pudo habérmela dado para después del mediodía, espacio reservado para adulto mayor. No me ofreció lista de espera y si yo hubiera salido gritando, sin duda me hubiera detenido la seguridad, por cierto una empresa privada que a esa hora son acomodadores de filas en laboratorio, de seguridad nada, tampoco son empleados de la CCSS. No me aparté de la ventanilla hasta que ella, de su propia voluntad, me dijo: “Haga lo que le dé la gana, es más, aquí tiene mi nombre” desafiante dándome un papel amenazándome con que había una cámara grabando el incidente. Para mí, el recurso ideal, como testigo de mi defensa, demostraría su tiempo de ausencia y la verdad real de lo acontecido.

Al informe, mí respuesta, fue en términos de decepción por tanta distorsión a la verdad, preferí por razones de edad y salud desistir de la gestión, reservándome el derecho de publicar este artículo, sin interés que alguien pierda su empleo, sino que le pongan en su lugar. Sería muy conveniente un pronunciamiento de la Gerencia Médica, sobre este caso, pues, de nuevo, está en ese despacho. Reitero el llamado: no aceptemos que “mandos medios” continúen cubriéndose con la misma “colcha de retazos” en que la convirtieron. La mentira es corrupción y la Caja un caos ¡Rescatémosla!

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