Opinión

Por Costa Rica: de la revolución social del siglo XX a la revolución económica del siglo XXI

“Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar_en_la_crisis_del_ambiente_y_en_los_sufrimientos_de los excluidos”, Papa Francisco.

La revolución social de la década de 1940 tuvo consecuencias económicas sustantivas en la distribución de la riqueza para la equidad. Se superó la sociedad de los descalzos y la movilidad social perfiló a un país de clase media. Sin embargo, sus alcances ya se agotaron y, desde la década pérdida de 1980, se han venido engrosando las filas de los nuevos “descalzos” en las periferias costeras y suburbanas.  De ahí el gran desafío: impulsar la revolución económica para superar la desigualdad e injusticia social. Ese es el reto que enfrenta el nuevo gobierno de don Carlos Alvarado.

Las condiciones han madurado para dar ese salto histórico y político, así como habían madurado en los años de 1940 para impulsar la revolución social por la defensa al derecho a la salud y a la dignificación de los trabajadores.  Hemos tocado techo con el déficit fiscal y sus graves consecuencias para la actividad productiva, la inversión social y en infraestructura, así como en  la generación de empleo digno. El país no puede seguirse endeudando para pagar la planilla de los empleados públicos. Y el mercado no puede seguir precarizando el salario y limitando las fuentes de empleo. Necesitamos un Estado más eficiente y un mercado más solidario.

Entre estas condiciones, cabe destacar que así como la revolución social del Siglo XX fue, ante todo, un mandato de una ciudadanía indignada de obreros, artesanos  y campesinos que se manifestaron y movilizaron en defensa de sus derechos (recuérdese la huelga de los trabajadores bananeros de 1934), hoy son las voces de las periferias costeras y suburbanas, una réplica de aquella indignación ciudadana, las que claman por sus derechos. Así lo destacó don Carlos Alvarado en su discurso postelectoral, al hacer referencia al llamado que le hicieron con insistencia personas de los sectores más vulnerables: “no se olvide de nosotros”. Podemos interpretar estas voces como el mandato mayoritario del pueblo para concretar un nuevo pacto social y político dirigido a democratizar y humanizar la economía.

Aquel clamor ciudadano del siglo pasado encontró oídos atentos y un corazón sensible en una clase política que estuvo acompañada de un lúcido y humanista arzobispo, como lo fue Monseñor Víctor Manuel Sanabria. En este sentido, la revolución social del siglo XX fue el resultado de una convergencia ética y humanista, que prevaleció sobre las diferencias ideológicas de sus principales protagonistas: don Rafael Ángel Calderón Guardia, don Manuel Mora Valverde y Monseñor Víctor Manuel Sanabria.

En la coyuntura actual, también se ha levantado la bandera en defensa de los derechos humanos, para construir una sociedad inclusiva en todo nivel. Además, se ha insistido en la ética para una adecuada  gestión pública, una economía sostenible y solidaria, y una convivencia social respetuosa y afectiva. Sí, es posible una nueva convergencia ética y humanista, a la altura de los nuevos tiempos.

Contamos con la fuerza y vitalidad de una generación de mujeres y hombres jóvenes, inteligentes, lucidos y humanamente sensibles a ese clamor del pueblo. Nuestro presidente, don Carlos Alvarado, es un representante de esta generación, la cual, acompañada de gente noble y buena de otras generaciones,  podría convertirse en la promotora de la revolución económica del Siglo XXI.

Pero, una verdadera revolución económica tendremos que hacerla entre todos, facilitándole al nuevo gobierno la tarea. Para empezar, disponiéndonos a tributar todos, de arriba hacia abajo, sin mezquindad, con generosidad.

¿Por qué no celebrar el bicentenario de la independencia heredando a las nuevas generaciones una reforma económica que vuelva a enrumbar al país por los caminos del bienestar para todos, como lo hizo la generación que impulsó la reforma social del siglo XX?

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