Opinión

Pesca de camarón y proyecto de reactivación arrastrera: impactos laborales en el puerto de Puntarenas

¿Aporta el Expediente N° 21.478 alguna estrategia para mejorar las precarias condiciones laborales asociadas al arrastre semiindustrial? Ninguna.

El proyecto que busca reactivar la pesca arrastrera (Expediente N° 21.478) recién ha sido aprobado en primer debate en el Plenario de la Asamblea Legislativa. No obstante, un colectivo de diputados, que lo han criticado por inconsistencias de forma y fondo, lo han sometido ya a consulta ante la Sala Constitucional.

Los armadores arrastreros no solo defienden la cientificidad de la iniciativa, sino afirman, además, que la pobreza y el desempleo actual del cantón central de Puntarenas es causado por la prohibición constitucional de que la flota arrastrera semiindustrial pudiera seguir operando. En apoyo, los diputados puntarenenses, incluso, en una mezcla de ignorancia, cálculo político e irresponsabilidad argumentan que reactivar la economía porteña constituye el espíritu mismo del proyecto.

El sector académico ha ya deslegitimado la validez y representatividad de datos aportados al proyecto de ley. Respecto del impacto social que ha causado, y continuaría causando una reactivación del arrastre semiindustrial, la información oficial es escasa. Las pocas cifras existentes pueden aportar, no obstante, algunos referentes ponderativos.

 

Arrastre y naufragio de la industria camaronera

Tras 40 años de ininterrumpida operación, a inicios de década del 90, ya sin el festín de los CATs, el colapso financiero de la industria arrastrera por extinción de la renta empezaba a salir a flote.

Incluso, en el 2013, año en que fue declarado inconstitucional el arrastre, los 26 barcos aún activos difícilmente habrían podido sostenerse en operación a no ser ya por el combustible exonerado al sector y, las capturas realizadas del recurso escama (pescado). Evidencia de ello es que en el año 2014 el 60% de lo descargado, en muelle, por la flota arrastrera era recurso de escama.

Al momento de ser declarada inconstitucional (2013), la pesca arrastrera tenía ya 25 años de venir haciendo agua. En ese lapso había ya sacado de operación 2/3 partes de su flota pesquera (51 barcos) e implicó que, solo en la etapa extractiva, la flota arrastrera expulsara 51 capitanes de pesca y 306 marineros pescadores. Los impactos sociales en tierra de esa debacle por el cierre de las principales empresas camaroneras puntarenenses (Frigoríficos CR, Talmana, otras) es un tema aún no cuantificado.

Y, ¿qué tipo de empleo generaba la industria camaronera?

Arrastre y precariedad laboral

La pesca semiindustrial de camarón no parecía ser una actividad de aprovechamiento solidario del recurso marino. Un estudio de la UNA-Escuela Economía generó información que refleja, en mucho, la precariedad laboral asociada a la industria arrastrera. Al año 2015, toda la cadena de valor (extracción, procesamiento, comercialización) asociada a los 26 barcos arrastreros en operación, generaba 590 empleos directos, todos en la ciudad de Puntarenas.

Era aquel un empleo en su mayoría temporal (algunos días a la semana) y a tiempo parcial (no jornada completa de 8 horas), de muy baja, baja y media calidad, con remuneraciones medias muy limitadas en comparación con el salario mínimo estipulado por la legislación laboral costarricense.

Específicamente, en la categoría de empleos baja y muy baja calidad (la mayoría) están los marineros pescadores que tripulan los barcos arrastreros y en tierra, el de mujeres peladoras de camarón. La remuneración media mensual de estas últimas es inferior a los ¢100 mil; su trabajo es informal (a destajo y/o por horas), por tanto sin garantías sociales. En suma, es un empleo precario bajo la modalidad a destajo que no es cubierto por la seguridad social; población vulnerable, además, por su baja escolaridad (primaria) y edad promedio relativamente alta (44 años).

¿Aporta el Expediente N° 21.478 alguna estrategia para mejorar las precarias condiciones laborales asociadas al arrastre semiindustrial? Ninguna.

Hay otro dato relevante asociado a la explotación arrastrera semiindustrial, relacionado este con el camarón de mayor valor comercial. En el periodo 2003-2013, el camarón Blanco desembarcado por la flota arrastrera semi-industrial (silvestre) fue, en promedio, cinco veces menor que el camarón Blanco cultivado (producido) en estanques acuícolas. Ese dato contiene algunos pliegues desmitificadores:

1) Desde hace mucho, décadas incluso, el camarón Blanco que se ha estado consumiendo a nivel nacional  no tiene relación con la técnica arrastrera sino que es producción acuícola. 2) Ante el colapso ecológico-económico de la flota arrastrera, parte importante de los ingresos de las mujeres peladoras porteñas provenía y proviene hoy del camarón cultivado, no de barcos arrastreros. 3) El dato muestra el potencial económico-social de la acuicultura y maricultura a nivel nacional.

En fin, en términos costos/beneficios puede resultar más sustentable diseñar e implementar un sistema especial de jubilación digno para muchos/as extrabajadores/as de la industria arrastrera que fueron quedando cesantes desde la declaratoria de inconstitucionalidad de la pesca arrastrera.

Versión extendida con referencias: http://bit.ly/PescaArrastrera_Empleo 

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