A Freddy Pacheco Solórzano
¿En Nicaragua se protesta por las condiciones socioeconómicas, por las reformas de pensiones, por la pasividad del Gobierno ante el incendio de la Reserva Biológica Indio Maíz que dejaron más de seis mil hectáreas arrasadas por el fuego o por la quimera de construir un canal interoceánico por el Rio San Juan, frente a la decidida oposición de ambientalistas y campesinos?
Y vuelve el fantasma del gran Canal Interoceánico que, ahora sí, sacará de la pobreza a la población nicaragüense, gracias al gesto filantrópico del empresario chino Wang Jing y sus generosos $50 mil millones. Solícitamente, la Asamblea Nacional aprueba el megaproyecto y le concede 50 años de explotación a la empresa china HKND. ¿Qué tienen en común la actitud china con el otro tratado Bryan-Chamorro? Aquellos de 1914 fueron más indulgentes en sus concesiones al ceder a perpetuidad la entrega de la soberanía al Gobierno de Estados Unidos, una base naval en el Golfo de Fonseca y el protectorado de las islas de Corn Island. Basta leer los artículos I, II y III del tratado suscrito por el Secretario de Estado, William Bryan, y el Ministro plenipotenciario de Nicaragua, Emiliano Chamorro. En el caso chino, el altruismo de Wang Jing solo limita los derechos exclusivos a medio siglo; luego, todo será abundancia y prosperidad.
Pero, ¿qué pasa con las protestas de los estudiantes universitarios? La protesta estudiantil tiene que ver con las condiciones de vida del nicaragüense, con las pocas oportunidades de estudio y trabajo, con esa migración incesante que busca vida en cualquier rincón de la tierra. Esa conciencia estudiantil protesta ante el cierre de espacios institucionales: un Tribunal Electoral, una Corte Suprema de Justicia y una Asamblea Nacional secuestradas en la caja del Gobierno.
Ese decreto ejecutivo, publicado el 18 de abril del 2018 en La Gaceta de Nicaragua, reformaba las pensiones del INSS en tres ámbitos: disminución de las pensiones en un 5%; aumento de las cotizaciones para los trabajadores de 6,25% a 7% y para las empresas de 19% a 22,5%; todo en forma escalonada. Y esta reforma institucional que golpeaba a los sectores más desposeídos de la sociedad nicaragüense sirvió como estandarte de lucha. Sin embargo, la reacción del Gobierno ha sido de estulticia y de menosprecio por la condición humana. Hay que ser enfático: en ningún manual revolucionario o exrevolucionario se asesina a estudiantes y al pueblo en general como lo han hecho la policía y los matones que deslegitiman todo un pasado revolucionario que tuvo como norte la justicia, la solidaridad y el compromiso social.
No hay ninguna excusa para justificar la represión ni para disfrazar un discurso de paz cuando se dispara a mansalva, cuando hay detenciones arbitrarias, torturas y se asesina con toda impunidad. ¿Y qué pasa con el Frente Sandinista?, ¿qué pasa con sus partidarios?, ¿qué sucede con una militancia que se esconde o le hace el juego a un Gobierno que perdió toda credibilidad? Pero estos exrevolucionarios deben tener la lucidez que nos anuncia Gabo: “Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra”.