El gobierno y las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) anunciaron recientemente el inicio de las obras de una nueva torre quirúrgica en el Hospital México proyecto conocido por las siglas CISOP (Cuidados Intensivos y Sala de Operaciones) y su consecuente aumento en la capacidad de atención y reducción de las listas de espera.
La ciudadanía y la opinión pública en general debe conocer algunas verdades dichas a medias en relación con esta nueva infraestructura hospitalaria, la que, si bien es importante, necesaria y urgente, apenas incrementa en una sala, el número de las que existían antes de la crisis hace 6 años, por lo que no es totalmente cierto afirmar que esta nueva torre duplicará la cantidad de procedimientos; solamente le devuelve los quirófanos que tenía en aquel momento.
El contexto de esta crisis nos remite a junio de 2014, cuando 18 de los 20 existentes, colapsaron debido al grave deterioro del sistema eléctrico de las salas de operaciones (SOP). Se debieron cerrar en ese momento 14 de ellos en el segundo piso y 4 más en el primer piso, prácticamente su totalidad, generando un impacto enorme en la capacidad de respuesta.
En el 2015, ante la falta de interés de la jerarquía de la Caja, el valiente personal del benemérito Hospital México se vio obligado a enfrentar a las autoridades, exigiendo una solución pronta al problema, -en el que, además, hay que recordar, hubo bastantes retrasos con los quirófanos provisionales ante reiterados incumplimientos de la empresa adjudicada-.
Esta medida de presión –donde hubo dos paros de labores- logró concretar un acuerdo entre las organizaciones sindicales, los trabajadores del hospital y el entonces presidente ejecutivo, Fernando Llorca, suscrito el 30 de mayo de 2018. En esta coyuntura nace el actual proyecto CISOP.
A partir de allí y mientras dure la construcción de esta nueva torre -la cual se espera quede concluida hasta dentro de un año y cinco meses-, el Hospital México ha estado realizando procedimientos quirúrgicos en salas PROVISIONALES, las cuales en algunos momentos tienen una capacidad de respuesta de tan solo una tercera parte.
Evidentemente esta situación no ha sido tan temporal, pues hasta la puesta en marcha de la nueva torre en mayo del 2021, habrá demorado al menos siete años, influyendo lógicamente en una disminución significativa en el número de cirugías que normalmente realizaba este centro hospitalario antes del 2014.
El Hospital México atiende la red noroeste del país, es decir, una de las más grandes poblaciones que diariamente requiere servicios médicos y quirúrgicos. Esta población era numerosa antes del 2014 y lo sigue siendo hoy todavía más. Por esta razón, pensar que la cantidad que tendrá la nueva torre solamente tendrá un quirófano más a los que se ofrecían en ese momento duplicará los servicios quirúrgicos no es cierto, aunque sí lo es que la misma resolverá en mucho las penurias vividas durante estos 6 años de inacción.
El Hospital Monseñor Sanabria es otro triste ejemplo de la falta de respuesta gubernamental para atender de manera oportuna, las necesidades de servicios de salud de los ciudadanos. Desde su seria afectación tras el terremoto del 2009, los planes de dotar una nueva infraestructura hospitalaria a los puntarenenses apenas hoy, más de una década después, se vislumbra en el horizonte. Otra vez se trata de construir un hospital nuevo para sustituir uno viejo.
La creación de infraestructura hospitalaria adicional, es decir, nuevos hospitales y servicios donde antes no había, es un aspecto con mucho camino que recorrer. No estamos hablando de edificios nuevos en estructuras existentes como los casos arriba mencionados, o como el Hospital San Rafael de Alajuela, por ejemplo.
En múltiples ocasiones, el Sindicato Nacional de Médicos Especialistas (SINAME) ha alertado sobre el hecho de que en nuestro país desde la construcción del Hospital México hace 50 años, no se ha construido un hospital nuevo. Este rezago es materia pendiente.
El dotar de servicios de salud accesibles y sin distinción es un mandato constitucional. Es tarea de todos, los gobernantes y los gobernados, asumirlo con prontitud y eficiencia.
Debemos emprender nuevas acciones que brinden cobertura a otras regiones olvidadas como la zona Sur por ejemplo, cuyos pobladores deben realizar grandes recorridos para visitar un hospital nacional.
Las listas de espera no son responsabilidad de los servidores de la salud como se ha querido hacer ver; son resultado de la falta de capacidad instalada donde trabajar.
Invocamos la presencia de la Defensoría de los Habitantes en este tema, ya que no la hemos visto clamar durante todos estos años por esta situación con el mismo ímpetu que si lo ha hecho cuando menciona la escasez de médicos especialistas en la Caja.