Los usuarios del transporte público hacemos lo posible por aguantarnos las presas de carros, buses, y por conseguir un espacio en los trenes, abarrotados de pasajeros.
Sin embargo, un dicho de nuestros abuelos recuerda que “no hay mal que dure 100 años… ni cuerpo que lo resista”.
¿Hasta dónde resistirá nuestra salud? En una conversación espontánea en las redes sociales con Guillermo Santana hace meses, el expresidente del Incofer indicó que la primera línea del TRP estaría lista dentro de diez años.
¿Resistirá nuestra salud diez años más de incomodidades? Elizabeth Briceño, presidenta del Incofer, indicó que hasta finales del 2017 se comprarán más trenes para las actuales vías del siglo XIX.
Ante esta situación, Otto Guevara (ML) reclamó en el Plenario del Congreso que el Gobierno perdió tres años en el poder sin concesionar la primera línea ferroviaria moderna.
Aunque me decepciona profundamente que Guevara haya impedido financiar al Incofer con un mayor presupuesto público e impuestos, sí le damos la razón en lo que a concesionar nuevas líneas se refiere: El Incofer no produce trenes, y los costos de estas megainfraestructuras rondan los $2.000 millones por cada línea (basado en los costos de las líneas del Metro de Panamá), un costo que no está al alcance de Costa Rica, pero sí vía concesión para los fabricantes de trenes Alstom, CAF, Bombardier, JN, CRRC & CRC (chinos), D y Siemens que han venido a tocar la puerta del Incofer.
Como indicó el expresidente ejecutivo Christian Vargas al Semanario UNIVERSIDAD el 8 de febrero de este año, “aquí hemos tenido la visita de checos, chinos, franceses, españoles, suizos y de otros lugares”.
En el siglo XIX fueron los estadounidenses quienes pagaron los ferrocarriles que hoy utiliza Incofer. El Estado costarricense simplemente ha dado mantenimiento al legado de Minor C. Keith.
Por lo tanto, es razonable apoyar la concesión, más si cada línea dura cuatro años en ser construida.
Sin embargo, la actual administración del PAC no se muestra anuente a recurrir a esta metodología. ¿Por temor a eventuales sobornos de las empresas que participen en un concurso de licitación? Probablemente, y es un miedo comprensible: Acusaron a Lula en Brasil por unos sobornos de Odebrecht, y no es secreto de que Alstom ha sido acusada por sobornar a los Gobiernos de México, Egipto y Bahamas para ser electa y trabajar en proyectos ferroviarios y de producción de energía eléctrica. ¿Qué fue primero: el soborno de la empresa o la corrupción del político? Diríamos que primero el soborno de las empresas, desesperadas por obtener contratos de los gobiernos en las licitaciones (concursos) que abren.
Por lo anterior, el Gobierno debe darles una oportunidad a todos los fabricantes de trenes. Si cada participante obtiene una ruta en la que trabajar, no deberían caer en la tentación de sorbornar a los políticos, pues les dieron una ruta ¿Nuestra salud aguantará diez años más? a cada uno.
A lo que voy: El Estado costarricense debería organizar una primera ronda de concesiones ferroviarias con los fabricantes de trenes + Incofer, y Lanamme UCR, el Colegio de Geólogos y el MOPT como observadores.
Un trabajo grupal y cooperativo donde se concesionen abiertamente un número de rutas proporcional al número de participantes.
Así, si Alstom, CAF, JR y CRC participan en una ronda, Alstom puede elegir trabajar en un metro debajo de la Primera Circunvalación, Siemens en un monorriel San Isidro de Coronado-Ciudad Colón, JR en SJO-Pérez Zeledón y CRC en SJO-Nicoya. Cada participante extranjero debe pagar un tributo al Incofer para apuntarse, y además deben ayudar financieramente y técnicamente a las universidades del Conare a crear la carrera de ingeniería ferroviaria en sus casas de estudio.
Esto sumado a las becas que deben suministrar a costarricenses que en el futuro trabajarán en Incofer para cuando los tiempos de las concesiones vayan llegando a su fin.
Para la izquierda costarricense, seguramente es inaceptable lo que he planteado porque esto significa entregar el dinero de los pasajes a las concesionarias.
Sin embargo, este sacrificio por parte del Incofer es para el traslado de los pasajeros en trenes eléctricos de alta capacidad y de piso bajo. Lo que las concesionarias realicen quedará en manos del Incofer.
El Incofer es un operador, no un fabricante. A como vamos, llegarán el 2021 y el 2025 sin ningún tren eléctrico moderno ni a Nicoya ni a ningún sitio. ¡Qué colerón!