Opinión

No está disminuyendo la pobreza en Costa Rica

Informes del Estado de la Nación han señalado que los ricos son cada vez más ricos, los pobres están más sumidos en la escasez y una clase media ha ido perdiendo ingresos.

Informes del Estado de la Nación han señalado que los ricos son cada vez más ricos, los pobres están más sumidos en la escasez y una clase media ha ido perdiendo ingresos. Costa Rica traza una amplia distancia entre sus clases sociales. La última Encuesta de Hogares determinó que la Pobreza en Costa Rica se elevó a 21,1% de los hogares: ese indicador se ubicó en el 20% el año pasado, por lo que el aumento de 1,1 punto porcentual es significativo.

Por su parte, la pobreza extrema pasó de 5,7% en el 2017 al 6,3% en el 2018, y la  pobreza total de Costa Rica se elevó hasta el 21,1% de los hogares en el 2018, lo cual significó un incremento de 1,1 punto porcentual, pues el año pasado el indicador se ubicó en el 20%. Así se detalla en los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares 2018 (Enano), del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Al respecto, Eddy Madrigal, coordinador del estudio, explicó que la variación del nivel de pobreza –medida por los ingresos mensuales para cubrir sus necesidades básicas– tuvo un incremento que fue estadísticamente significativo. El porcentaje de hogares en pobreza extrema presenta un aumento de 0,6 puntos porcentuales, pues pasó de 5,7% en el 2017 a 6,3 % en este año; en términos absolutos representa un aumento de 12.371 hogares; pasó de 86.663 hogares en el 2017 a 99.034 en el 2018”. “La incidencia de la pobreza en términos de personas es de 22,9 %, en términos absolutos representa 1.142.069 personas en el 2018, esto equivale a un aumento de 0,8 puntos porcentuales respecto del 2017; es decir, 49.666 personas más en condición de pobreza”. En el Informe del Estado de la Nación del  2018  se señala que en el  2017 e inicios de 2018 Costa Rica siguió mostrando un lento progreso en desarrollo humano y malos resultados en equidad social. La principal novedad fue un grave deterioro en el ámbito de la integración social, debido al incremento de la violencia delictiva. La incapacidad para revertir los altos niveles de desigualdad que el país ha experimentado a lo largo del siglo XXI, ha afianzado las asimetrías en las oportunidades a las que tienen acceso distintos territorios y grupos de la población, lo que a su vez ha propiciado el surgimiento de zonas de exclusión social y nuevos desafíos para la institucionalidad. En 2017, un 11,4% de los hogares era pobre solo por insuficiencia de ingresos, un 10,1% sufría esa condición según el método multidimensional y un 8,7% por ambas mediciones. Esto equivale a 459.864 hogares y 1.695.097 personas, lo que nos determina que el número de pobres pasó de 1.100.000 a 1.695.095 personas del 2016 al 2017. Eso indica que si bien unas nuevas metodologías demostraron que en algunos años la pobreza sí había disminuido al 20%. No obstante, del 2016 al 2017 el nivel de pobreza y el número de pobres aumentó. Aunado a la problemática de que las promesas de los partidos políticos para reducir la pobreza no se llegan a cumplir al asumir el gobierno, entre otros aspectos superficiales, sin los adecuados estudios muchas de las promesas no tienen el adecuado sustento económico; es decir, no se cuenta con los recursos para cumplirlas.

No se ha logrado que las políticas sociales tengan efecto sobre la pobreza, la distribución del ingreso y mejores oportunidades para los pobres, debido en parte a exceso de burocracia y los costos que ello conlleva. Eso aunado a que existen más de 20 entidades que ejecutan programas para combatir la pobreza y sus resultados son muy deficientes. En los informes del Estado de la Nación se ha señalado   “que  las buenas oportunidades generadas por el crecimiento económico se distribuyeron de manera desigual”. Uno de los aspectos en el que más han fallado los programas sociales es en concebir la pobreza solo desde el punto de vista económico, cuando deberían considerarse aspectos como la educación, que es el motor para salir de la pobreza, los valores y enfoques integrales que impliquen empleo, vivienda, salud, tierra, producción  y mercado de los productos en el caso de los pobres de las zonas rurales. Asimismo, se determina una gran falta de capacidad de ejecución de los entes del sector social, no se logra mucho con hacer buenos planes si estos no se ejecutan, por lo que las entidades deben enfocarse en resultados y en obtener productos y servicios eficaces para realmente disminuir la pobreza. Una respuesta adecuada sería conseguir altas tasas de crecimiento económico y al mismo tiempo asegurar que los pobres puedan participar de dicho crecimiento; es decir, lograr el desarrollo económico.

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