Universitarias

Luz y sombras de la ira adolescente

Con personajes adolescentes, amorosos y atribulados, el Teatro Universitario presenta La edad de la ira bajo la dirección de Allan Fabricio Pérez.

La primera escena de La edad de la ira nos retrotrae a la tragedia griega con la muerte de un padre en manos de alguno de sus hijos.

En la parte de atrás y arriba de la gradería -sin sillas y con cojines de colores-, un cenital con luz blanca muestra el sufrimiento de uno de los hermanos, quien, con su camisa ensangrentada, también muere.

No sabemos cómo ni quién de ellos cometió el parricidio, pero ya intuimos la clave en que discurrirá la puesta en escena.

Con un elenco conformado por ocho jóvenes actores, el Teatro Universitario presenta La edad de la ira, en temporada hasta el 14 de abril. (Foto: TU)

A partir de ese momento, una explosión de energía, a veces desbordada, inunda el escenario del Teatro Universitario, al presentar las historias de ocho jóvenes, la mayoría adolescentes, que viven la llamada edad de la ira.

No solo la rabia es interpretada en el primer montaje del 2019 del Teatro Universitario, ganador del concurso de Puesta en Escena 2019 y que se presenta en una temporada del 21 de marzo al 14 de abril.

Bajo la dirección de Allan Fabricio Pérez, el espectáculo habla sobre aquello que los adolescentes en transición hacia la adultez sienten, piensan, viven y callan y que los lleva a tomar decisiones límite, como el suicidio o el parricidio.

“Me interesaba ahondar en todos los aspectos de la juventud que podrían llevar a eso. Es una forma de reflexionar o caracterizar toda esa época de la adolescencia que muchas veces es ignorada pero que también para muchos es dolorosa. A partir de ahí encontraba en cada uno de los personajes distintas situaciones que incluso yo había pasado”, detalló Pérez.

La acción dramática de la obra es una bola de nieve que va creciendo hasta que al final se topa de nuevo con el punto de partida: la muerte del padre, que en el caso del montaje no es metafórico, aunque podría serlo.

Para Pérez, La edad de la ira funciona no solo en su literalidad trágica sino como una metáfora. “Es lo que todos llegamos a pensar de esa época, que la adolescencia está relacionada a la ira”, acotó.

Esto por cuanto el español Nando López, novelista y dramaturgo de la obra, propone un contraste sobre las emociones, acciones y narrativas que en la adolescencia ocurren, “y que nos hacen, a la vez, recordar los mejores momentos de nuestra vida”.

En ese sentido, el espectáculo pretende ser una provocación dedicada al público juvenil y universitario provenientes de distintas partes del país que recién experimentan el cierre del ciclo colegial.

Más allá del pecado capital

Contextualizada en la época de colegio, La edad de la ira aborda temas como la sexualidad, el amor, la identidad sexual, las relaciones filiales, el noviazgo, el bullying o matonismo y el acoso sexual, con la intención de que los jóvenes puedan leerse a sí mismos en esas situaciones.

Por esta razón, el proceso del montaje fue trabajado a partir de la experiencia de cada uno de los 8 actores y de los demás artistas involucrados, que en total sumaron unas 14 personas; entre ellas, las diseñadoras de vestuario y escenografía, Micaela Canales y Mariela Richmond, respectivamente  y el compositor musical, Fabián Arroyo.

“Teníamos muchas historias. Nos contamos intimidades de nuestra adolescencia, cosas que nos pasaron y de ahí nacieron los personajes; los actores se apropiaron mucho desde sus experiencias personales para desarrollarlos a partir de lo que propone el autor”, puntualizó Pérez.

Esta práctica confesional del proceso creativo se hizo patente en la puesta en escena, que adquirió un carácter intimista, resultado de la relación cercana entre los actores y que se traspasa a los espectadores, pues algunas de las acciones se escenifican en la gradería a la par de estos.

El propósito de esta propuesta escénica es evidenciar que todas las personas pasan por la adolescencia y aun así “a veces no comprendemos lo que están viviendo nuestros primos, amigos y familiares”, señaló el director.

Para Pérez, la línea que dice uno de los personajes: “lo difícil es decidir quién vas a ser el resto de tu vida”, es clave, puesto que, efectivamente, cuando los colegiales se enfrentan a la entrada a la universidad, resulta complejo escoger una carrera y definir la ruta por vivir. “Ese cambio marca una decisión de vida, incluso para los que terminan el bachillerato y tienen que ir a trabajar”.

En ese contexto, los personajes tratan de buscar su identidad pero son reprimidos, y esa represión conduce a la ira.

Así, el parricidio, como punto de partida de la obra, invita a reflexionar en torno a cómo las circunstancias sumadas a las omisiones, el poco acompañamiento, la escucha y las frases hirientes dichas a los adolescentes se convierten en el caldo de cultivo de las decisiones tomadas por ellos.

¿Quiénes, entonces, son los responsables? ¿La familia, la sociedad, el sistema educativo? ¿Los mismos adolescentes?

Estas preguntas resuenan en la puesta en escena de La edad de la ira, una obra que propone experimentar ese mundo adolescente en el que la identidad busca su terreno fértil mediante metáforas lúdicas y coloridas del diseño escenográfico, así como en el vestuario, los videos y la música original.


Ser joven y no matar en el intento

Obra: La edad de la ira

Dramaturgia: de Nando López

Dirección: Allan Fabricio Pérez

Elenco:

Sergio: Dave Jiménez

Marcos: Ether Porras

Ignacio: Harvey Monestel Bolívar

Sandra: Vivian Bonilla

Raúl: Manuel Calderón

Brenda: Malory Grillo

Meri: Adriana Salazar Sánchez

Adrián: Diego A. Ureña Cubero

Del 21 de marzo al 14 de abril

Funciones de jueves a sábado a las 8 p.m. y domingo a las 6 p.m.

Costo de las entradas: 6000 colones para público general y 4000 colones para estudiantes con carné y ciudadanos de oro.

Reservaciones al teléfono 2511-6722 o en http://teatro.ucr.ac.cr/node/828

 

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