Opinión

¿Los problemas del machismo los resuelve el feminismo?

Por motivo de todas las discusiones que han surgido recientemente en torno a la mujer (las mujeres), las luchas por la igualdad

Por motivo de todas las discusiones que han surgido recientemente en torno a la mujer (las mujeres), las luchas por la igualdad y las distintas corrientes feministas, muchas veces en contradicción con otras, me gustaría ofrecer una pequeña opinión.

El feminismo (si fuera uno solo) es difícil de precisar. Hasta el momento, una de las definiciones que más se ha escuchado es que se trata de una corriente ideológica que busca la igualdad de derechos de las mujeres. La misma RAE (no digo que sea una fuente confiable para estos casos) lo define como “Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”; sin embargo, para algunas personas esta explicación sigue siendo incompleta.

Al día de hoy, una de las definiciones de “feminismo” que más me ha convencido se debe a un cuento inglés que no buscaba precisarla, titulado Las bodas de Lady Ragnell, leyenda medieval perteneciente a la saga del Rey Arturo. Sorprendentemente, escrito en una época cuando no se tenía aún idea sobre el “feminismo” como término. Dicha leyenda gira en torno a la pregunta: ¿Qué quieren las mujeres?, y tras una serie de circunstancias, se responde de la manera más coherente que he escuchado: “Hacer su voluntad”.

Simple y llanamente, prefiero considerar el feminismo tal cual: que la mujer haga su voluntad. Si quiere tener hijos o no, si quiere mostrar sus pezones o no, si quiere frecuentar tales sitios o no, si quiere vestir de tal forma o no (pues es innegable que existen grupos “feministas” que procuran imponer su cultura sobre culturas ajenas, sin considerar opiniones), etc. Tal cual: que haga su voluntad. No obstante, tiene sus restricciones: Que haga su voluntad, siempre y cuando no atente contra la voluntad ajena.

Esta definición se encuentra estrechamente relacionada con la definición de “libertad”. Recuerdo cómo una profesora en la escuela lo explicó una vez: la libertad de una persona radica en la facultad que tiene de hacer lo que quiera, siempre y cuando no invada la libertad de los demás.

¿No es sorprendente saber que el feminismo y la libertad son conceptos tan similares? Pues no debería serlo. Esa fue la idea desde un principio, lograr la libertad. Que las mujeres hagan lo que quieran sin ser juzgadas, y que no se violenten sus derechos de hacer lo que quieran. Más aún, si se recuerda que el feminismo no lucha solamente por las mujeres, sino por todos los individuos y grupos discriminados, ¿dónde se desdibuja la frontera entre el feminismo y la libertad?

Sin embargo, ¿dónde calzan los feminicidios o femicidios (palabra que, acabo de notar, el “Word” no reconoce como existente), el acoso callejero, las violaciones, la prepotencia de los hombres que se consideran superiores a las mujeres, y demás problemas evidentes a nivel mundial? ¿Es ciertamente la libertad de hacer lo que se quiera una forma de erradicar esto?

El fin es, ciertamente, que todo ser humano sea libre, pero siempre sujeto a no atentar contra los demás, lo cual involucra no violentar de ninguna manera y por ningún motivo. Y sea como sea, considerando el feminismo o no, el machismo es un problema que deben resolver la humanidad, la moral y el sentido común. Se trata de asesinatos, violaciones, privaciones, menosprecios y desigualdades, todos problemas que no deben ser soportados bajo ningún término en ningún lugar del mundo.

Es correcto que la búsqueda de igualdad sin invasión a libertades procura acabar con el machismo, que es un problema generado a partir de una falsa idea de superioridad del hombre con respecto a las mujeres, idea que ha sido utilizada para justificar una injusta represión (recordemos, también, que a como hay hombres feministas, hay mujeres machistas, aún hoy en día).

El feminismo surgió originalmente a partir de una búsqueda de contrarrestar el machismo; por lo tanto, sí: el feminismo existe para arreglar el machismo, y no estrictamente “sus problemas”, porque el machismo en sí mismo es EL problema. Hoy en día, más que como una ideología, el feminismo debería considerarse simple sentido común. Como dice Enriqueta, personaje de tiras cómicas dibujado por el caricaturista argentino Liniers: “Cuando sea grande voy a ser feminista… pero espero que ya no sea necesario”.

 

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