La pesca de arrastre forma parte de los extractivismos, los que a su vez destruyen, degradan, contaminan y eliminan ecosistemas naturales marinos y costeros. En términos ecológicos, resulta ser una práctica insostenible, ya que daña irreversiblemente los hábitats del fondo marino, como los arrecifes coralinos y las zonas de reproducción de peces y otras especies.
De hecho, esta insostenible práctica lleva consigo una considerable deuda ecológica, debido a la sobrepesca y el mal manejo hacia los bienes comunes marinos. Los ecosistemas marinos forman parte de los territorios costeros y pesqueros, y por ende son un elemento primordial para las comunidades que dependen de ellos. En un contexto de Cambio Global, y específicamente de Cambio Climático, debe garantizarse la estabilidad de los recursos que regulan el sistema de clima, como son los recursos marinos. La pesca de arrastre no contribuye en las soluciones al Cambio Climático.
Este tipo de pesca industrializada es otra forma más de despojo y apropiación de los bienes comunes, afectando directamente a las comunidades que dependen de la pesca artesanal, deportiva, así como del turismo rural comunitario, ya que el recurso marino forma parte del trabajo de estas personas, dándoles sustento económico. La pesca artesanal además es una práctica cultural que forma parte de los territorios costeros y pesqueros, la cual estaría siendo afectada e impactada de forma irreversible.
Para las comunidades costeras y pesqueras, se vuelve imposible competir contra la pesca de arrastre, la cual acapara altos porcentajes de ingresos económicos, quedando en manos de los pocos dueños de las licencias de extracción. En definitiva, hay una deuda histórica con las comunidades costeras, por mencionar un ejemplo, el megaturismo en el Pacífico Norte no les ha aportado en casi nada, al contrario, este modelo de turismo les ha pretendido arrebatar sus tierras. Ahora, con la pesca de arrastre se les restringe el sustento a estas comunidades, continuando con la marginalización y la exclusión social en estos territorios.
Por estos motivos, desde el Programa Kioscos Socioambientales para la Organización Comunitaria, como parte de nuestro compromiso ético y político, rechazamos con vehemencia la aprobación de la Ley para el Aprovechamiento Sostenible de Camarón en Costa Rica, por parte de la Asamblea Legislativa. Los impactos de la pesca de arrastre en las comunidades y los territorios costeros y pesqueros son de magnitudes preocupantes, agudizando la conflictividad socioambiental que ha venido en aumento durante los últimos años en el país.
Suscribimos los pronunciamientos por parte de institutos, diferentes escuelas, el decanato de Ciencias Sociales y el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, así como las manifestaciones de diversos sectores sociales, que en su conjunto llaman a defender los bienes comunes y las economías locales de los territorios marinos, costeros y pesqueros.
Cerramos este pronunciamiento, apoyando la solicitud que se hace desde diversos sectores, de que el presidente Carlos Alvarado Quesada vete la ley, recordando que los impactos conllevados por la pesca de arrastre, en términos sociales y ambientales, no benefician en nada a la actual crisis económica que vive la sociedad costarricense.