Los términos vacuna y vacunación derivan de variolae vaccinae (viruela de la vaca), término acuñado por Edward Jenner para denotar la viruela bovina, quien lutilizó en 1798 en su obra Una investigación sobre las causas y los efectos de las variolae vaccinae (viruela bovina), en la que describió el efecto protector de la viruela bovina contra la viruela humana.
Las vacunas le “enseñan” al cuerpo cómo defenderse cuando microorganismos, como virus o bacterias, lo invaden:
- Las vacunas lo exponen a una cantidad muy pequeña y segura de virus o bacterias que han sido debilitadas o destruidas.
- Su sistema inmunitario aprende luego a reconocer y atacar la infección ante una posible exposición.
- Como resultado de esto, usted no se enfermará o puede tener una infección más leve. Esta es una forma natural de hacerle frente a las enfermedades infecciosas.
Es mucho más fácil padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante vacunación, que por una vacuna. Por ejemplo, la poliomielitis puede causar parálisis, y el sarampión, encefalitis, ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación incluso pueden ser mortales. Aunque una sola lesión grave o muerte causada por las vacunas ya son demasiadas, los beneficios de la vacunación superan largamente los riesgos, y sin vacunas habría muchos más casos de enfermedad y muerte.
Prácticamente desde que se inventó la primera vacuna, en 1796 contra la viruela por Edward Jenner, existe gente contraria y escéptica ante este fármaco. El argumento de más peso en aquellos años, aunque aún perdura de manera residual, es el religioso. Creían que la vacuna no era cristiana porque “provenía de un animal, la vaca”. Para algunas congregaciones la vacunación supone una interferencia en la voluntad de Dios.
Actualmente, el colectivo cree que las vacunas podrían llegar a infectar a la persona contra la enfermedad para la que se vacuna o que incluso podrían debilitar el sistema inmunológico de la criatura.
Por otra parte, la Asociación Española de Pediatría asegura que otro de los principales motivos que dan los padres en la consulta es la desconfianza en la medicina. Los antivacunas acostumbran a acusar a las autoridades sanitarias de falta de transparencia con los componentes de los fármacos y argumentan que detrás de la industria farmacéutica se esconde un gran negocio.
Riesgos y consecuencias de la vacunación. Es un punto crítico para el rechazo a las vacunas, ya que hace referencia a los efectos secundarios, vínculo más o menos causal en relación con la aparición de determinadas enfermedades. Además, argumentan que no se informa con claridad sobre la seguridad y los efectos adversos graves que producen. Otro argumento es la molestia de los pinchazos, consecuencias de una mala técnica, así como la afectación del nervio ciático y abscesos en el lugar de inoculación.
Las personas contrarias a las vacunas reclaman el derecho a la libertad de controlar su cuerpo y el de sus hijos e hijas ante una posible obligatoriedad por parte del Estado. Sin embargo, el hecho de que alguien decida no vacunarse no solo afecta a su salud, sino también a la de su comunidad, porque afecta a la inmunidad de rebaño; cuántas más personas estén inmunizadas contra una enfermedad, más difícil es de que esta se propague.
En conclusión, nosotros como personas que vivimos en un país educado tenemos que apoyar cualquier campaña de vacunación por el bien nuestro, de nuestros hijos, familia y comunidad.