Posiblemente porque hemos respirado libertad y paz desde que nacemos, porque la educación es una mística de todos los ciudadanos donde se valora a las personas por lo que son; quiero decir, sus sentimientos, su solidaridad y no por lo que tiene eso lo que nos hace que diferentes, no aspiramos a grandes riquezas. Porque es “más bella mi tierra con su palma su brisa y su sol, la defiendo la quiero la adoro yo por ella mi vida daría, siempre libre ostentando alegría de sus hijos será la ilusión”.
Quedó atrás la época en que el candidato a la Presidencia se escogía en un club social. En que la Asamblea Legislativa era quien nombraba al Presidente, o aquellos tiempos en que el Presidente nombraba a su sucesor. El sufragio es ahora sagrado, respaldado por un poder independiente que se hizo una realidad a partir de la revolución del 48, de ahí en adelante el costarricense está libre de la zozobra del fraude y en el padrón electoral no habrá más muertos.
Ayer estuve almorzando en el área de comida de un centro comercial y observé que había unas varias mesas con personas de color, una pareja gay, una familia con varios hijos pequeños en la que el padre realizaba el rol que hace algunos años era de la madre, cerca de mi comía una familia nica, vi entrar a algunos ciudadanos orientales. Había entre todos un común denominador: el respeto, éramos personas incapaces de discriminar y era gente feliz y segura, de un país que si no era el más feliz del mundo era un pueblo de paz y prosperidad. Los niños corrían contentos y se levantaban seguros para pedir más refresco o más servilletas, sus padres estaban tranquilos porque sus hijos estaban en un lugar seguro: Costa Rica.
He puesto de título a este artículo “Lo que podemos perder si no votamos”, si lo que perderíamos sería ese ambiente de paz en que vivimos, la tolerancia que nace porque mis derechos serán respetados no solo porque existe la ley, sino en cada uno de nosotros está inculcada aquella máxima de que mi derecho termina donde empieza el de los demás. Este País no es un lugar de extremismos ni de doctrinas ajenas, tenemos un Gobierno civil y una igualdad que todos respetamos.
En esta campaña usted y yo hemos oído frases que no representan el sentir moderado y respetuoso de nuestro pueblo. No es injuriando como se ganan votos ni sembrando la división y la duda en nuestras instituciones o en las demás personas como se ganan las elecciones. Los candidatos a la Presidencia nos deben respeto a todos los costarricenses sin la diferencia alguna.
Cuando el cuatro de febrero salga a votar y vea el azul de nuestras montañas y el verde de la naturaleza no se olvide por quien votar, o por qué partido; vote por su PAÍS vote POR COSTA RICA.