Opinión

El libro de texto en secundaria: para una revisión de las “Antologías de lecturas” de Eduvisión

Constantemente, el profesor de la disciplina de Español de secundaria se ve en la necesidad de reflexionar y tomar decisiones acerca de cómo acercar

Constantemente, el profesor de la disciplina de Español de secundaria se ve en la necesidad de reflexionar y tomar decisiones acerca de cómo acercar al estudiante a la lectura de textos literarios: las acciones van desde elegir los textos literarios, el soporte más fácil de conseguir para el alumnado, la forma en que será estudiada la literatura de acuerdo con el nivel del estudiantado, hasta incluso las estrategias que guiarán el análisis y la comprensión de los mismos textos. Sin embargo, una estrategia que se podría enmarcar dentro de la cultura consumista, y que ha seguido teniendo validez en el ámbito del aula de secundaria (y con mayor fuerza en algunos colegios privados): el uso de antologías de lecturas.

César Rodríguez Hidalgo (2013) dice en un artículo para la Revista Educación de la UCR que para llevar a cabo la selección de libros de texto que serán utilizados en un curso lectivo “… deben privar razones académicas, por lo cual es necesario ponderar cualidades como sus criterios de calidad, los factores innovadores y la mediación que propician entre el plan de estudios y el desempeño docente en la clase”. Si a esto se le suma la planificación curricular que lleva a cabo el profesorado, el libro de texto es un material de apoyo bastante útil, que ayuda a mediar algunos contenidos del plan de estudios. No obstante, muchos materiales de esta índole terminan siendo un obstáculo para el docente; y más aún si no ha sido este quien ha seleccionado el texto para trabajar, sino otro colega que dejó el puesto vacante.

El texto de Rodríguez Hidalgo define la utilidad del libro de texto y su sentido como “… ente facilitador de la mediación y la transposición didáctica, entendido este último como la transformación que se hace del saber disciplinar en saber efectivamente enseñado en el contexto del aprendizaje escolar”. Se comprende, entonces, que un libro de texto debe facilitar la mediación pedagógica de los contenidos curriculares; sin embargo, ¿qué pasa con el texto que solo sirve para entorpecer dicha mediación y la comprensión se ve obstruida por una serie de libros que no ayudan al lector adolescente a facilitar la adquisición de los contenidos de literatura y el aprendizaje de estos?

Citar ejemplos de estos tipos de libros es una obviedad; no obstante, el hecho de haber sido obligado a trabajar con una serie de Antologías de Lecturas, todas de la editorial Eduvisión, con serios y fatales “HORRORES” de ortografía en textos de escritores nacionales, por citar algunos (De por sí, de Carmen Naranjo; Los males venideros, Libelo de repudio, ambos de Rima de Vallbona; ¡Alerta, ustedes!, de Fabián Dobles; Invitación al diálogo con las generaciones, de Isaac Felipe Azofeifa, los que he trabajado hasta ahora), me da todo el derecho a expresar mi sentir y la queja de mis estudiantes, quienes además de haber sido obligados a gastar dinero en libros de la especialidad, sienten que no hay especialistas detrás de la compilación y elaboración de estas dichosas antologías.

Considero como docente de literatura, de español, filólogo, que el negocio editorial de estas tales antologías versa únicamente en el hecho de vender sin importar que realmente el material sirva para mediar el contenido de literatura. Es una falta de respeto para el docente, para el estudiante, para el padre de familia que paga los libros, que una compañía venda un producto de mala calidad, nula utilidad, con errores de ortografía (para Español, disciplina que no debería aceptarlos), cortes en la trascripción/reescritura de los textos que alteran el mensaje del texto original. Sobran ejemplos evidentes de la porquería de “Antologías” elaboradas por Eduvisión, y cualquier profesional del área que se precie de serlo debería leer siquiera un ejemplar de cada una antes de siquiera sugerir/obligar su uso.

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