Opinión

Las elecciones 2018 y la necesidad de un debate informado

Los años preelectorales representan una oportunidad clave para la discusión pública sobre los temas sustantivos para Costa Rica

Los años preelectorales representan una oportunidad clave para la discusión pública sobre los temas sustantivos para Costa Rica, sin embargo, en los últimos tiempos el debate ha perdido calidad y han prevalecido propuestas populistas e individualistas que son muchas veces inalcanzables. En un escenario con un alto número de partidos en competencia, slogans y lugares comunes en el debate y (falsas) promesas que no tienen asidero en las posibilidades reales del país, hacemos un llamado a la ciudadanía para que exija información de calidad en los medios de comunicación y también busque espacios alternativos de información.

Desde el CIEP y la Escuela de Ciencias Políticas de la UCR proponemos una transformación para revitalizar el intercambio de ideas sobre la campaña política y realizar aportes de calidad en este 2017. Las próximas elecciones nacionales deben ser un escenario propicio para discutir sobre ideas y propuestas reales con miras a exigir mejoras concretas para la sociedad costarricense. Por ello, inauguramos hoy, en conjunto con el Semanario Universidad, este espacio reflexivo y de análisis que, bajo el nombre #HablemosPolítica, pretende ser un ágora donde nos encontremos y podamos exponer diferentes puntos de vista y críticas constructivas para que los costarricenses tengan mejores herramientas para llegar a las urnas en la próxima elección nacional.

En las elecciones nacionales anteriores hubo una demanda ciudadana por el cambio y esto se cristalizó en el fin del bipartidismo costarricense, la más alta fragmentación de la Asamblea Legislativa en la historia de Costa Rica y además una alta polarización ideológica con representantes religiosos, de izquierda, de centro y de derecha en la Asamblea Legislativa. Los actores políticos de este período reciente se han visto obligados a lidiar con un escenario que no ha permitido la construcción de consensos, ni la toma de decisiones sobre reformas necesarias para el funcionamiento del país pero impopulares, como la reforma fiscal.

Para las elecciones 2018 nos encontramos que los partidos políticos son las instituciones peor evaluadas por los costarricenses, con una nota promedio de 3.8 puntos; es decir, la mayoría de los encuestados le asignan una calificación bastante baja a la labor que ejercen los partidos políticos. Adicionalmente, un 72,4% de las personas encuestadas afirman no simpatizar con ningún partido (Encuesta CIEP, febrero de 2017). En este escenario es muy probable que los niveles de abstencionismo se mantengan altos y que la volatilidad electoral impere. No obstante, la arena política es dinámica y en cada elección surgen nuevos actores políticos y partidistas que impiden adivinar el resultado electoral.

En este contexto vale la pena cuestionarse por el papel de los partidos políticos en una democracia representativa como la costarricense y si son realmente los partidos políticos canales apropiados para responder a las demandas ciudadanas. Los datos de las encuestas nos muestran cada vez más el descontento de la ciudadanía hacia los partidos políticos y nos hacen reflexionar sobre los procesos de toma de decisiones, rendición de cuentas y canalización de dichas demandas. Desde nuestra trinchera, no podemos más que demandar que los partidos políticos escuchen estas demandas ciudadanas y respondan así a las reformas necesarias para el país, aunque esto implique sacrificios en popularidad inmediata.

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