Últimamente en la UCR se usa el aire acondicionado (A/C) para todo: reunión, simposio, velación, presentación de esto o aquello, homenaje. Para todo.
A pesar de su aparente alivio térmico, los A/C tienen la particularidad de usar ductos y esos ductos los conserjes (porteros) no los pueden limpiar porque no están especializados en eso y aquellos que lo están cobran precios estratosféricos por hacerlo. Los ductos guardan esporas y bacterias y estas se reproducen en una orgía sin precedentes. Encienden el A/C y salen con todo frenesí buscando vivir en el sistema respiratorio de algunos incautos.
Una vez asentadas confortablemente desarman los cilios del aparato respiratorio: el enfermo no soporta el frío del A/C (pero así se reproduce la bacteria), la llegada de cambios de temperatura (a horas casi siempre fijas) y el pecho salta (diaforesis) y la tos no para (1 o 2 horas). El cuadro permanece por semanas y hace estragos en diabéticos, ancianos, recién operados y en todos aquellos que tengan un sistema inmune frágil o vengan saliendo de un resfriado. La ignorancia suele considerar que estos pacientes “actúan” (dramatizan) y que sencillamente sufren de gripe.
La UCR se proclama propiciadora de las políticas de aire puro y de carbono neutral. Lo paradójico es no considerar la calidad del aire que sale del uso de los A/C dentro de la UCR y, claro está, las consecuencias sobre los seres humanos que aunque sea una hora se exponen a este aire. Paradoja sin lugar a dudas: la UCR promociona las alergias por el A/C, las infecciones del tracto respiratorio y dos tipos de neumonía, la típica (neumococica) y la atípica y más difícil de diagnosticar, tratar y eliminar, y la más infectante: por Mycoplasma. Maravillas de las paradojas. Maravillas de los discursos que pisotean la realidad y a los seres humanos. Paradoja también: ¿se buscan las demandas por daños a la salud? Debe haber mucho presupuesto.
