Opinión

La realidad sobre la tecnología 5G

“Sin importar cuán vasta sea la oscuridad, debemos suministrar nuestra propia luz”.  Stanley Kubrick.

En economías más avanzadas hemos sido testigos de las bondades del despliegue de las redes y soluciones 5G. Los ecosistemas que se desarrollan en torno a esta tecnología en materia de salud, educación, agricultura entre otras favorecen el crecimiento económico y social de los países.

La discusión que han generado distintas organizaciones privadas se encauza hacia una recuperación del espectro que actualmente tienen el Grupo ICE; basados en la experiencia pasada de las tecnologías anteriores, a saber, 3G y 4G. Sin embargo, el abordar la nueva tecnología 5G de esa manera limita los beneficios tanto para los usuarios como para las mismas empresas de telecomunicaciones.  Fuente: Revista Summa

Al ser 5G una tecnología orientada a su establecimiento de manera nativa en la “nube”, brinda múltiples facilidades para su aprovechamiento, dentro de las cuales se tiene el servicio NaaS (Network as a Service)[1]. Este suministra la posibilidad a clientes de obtener capacidades de dicha red en una oferta flexible de consumo o mediante suscripción, similar a los sitios que se utilizan on line para la compra de bienes.

Entonces, con el despliegue por parte del ICE de una red 5G, las otras empresas como Claro y Movistar podrían solicitar a aquel las facilidades para brindar servicios 5G; en otras palabras, una red virtual, lo cual ya cuenta con experiencias a nivel internacional[2]. Dichas facilidades estarían respaldadas con contratos de calidad de servicio y con las bondades típicas de estas nuevas tecnologías, para poder realizar variaciones de capacidad según sus necesidades de manera automatizada y en tiempo real.

Esta situación implica que en lugar de tener 3 redes 5G, y las inversiones que esto conlleva, se tendría una sola red física y una única inversión, lo que vendría a reducir sustancialmente el costo de las tarifas de servicios 5G para clientes y empresas. Eso redunda en precios menores y más accesibles para los habitantes de Costa Rica.

Por otro lado, los operadores pueden destinar las inversiones que tenían planificadas para adquisición de frecuencia y desarrollo de infraestructura en el despliegue de soluciones, que es donde realmente está la monetización de los servicios 5G.

Desde el punto de vista ambiental, la contaminación visual asociadas a radio-bases, celdas y otros elementos de acceso móvil en el espacio visual se reduciría al tener solo un emplazamiento en lugar de tres, como ocurre actualmente en las redes tradicionales 3G y 4G.

Por consiguiente, la discusión por la recuperación de frecuencias no solo resulta estéril, sino que es una discusión que tecnológicamente fue superada. Seguir pretendiendo resolver el tema 5G con argumentos y supuestos de tecnologías anteriores no aporta en nada a la solución real del problema. Es necesario que el Micitt y la Sutel realicen un abordaje bajo la nueva realidad tecnológica que ofrece 5G y realicen los ajustes a la normativa regulatoria, para que los operadores puedan maximizar sus recursos.

Si realmente el país desea avanzar, el Gobierno debería tomar una posición firme sobre este asunto y darle la instrucción al ICE para que inicie el despliegue de la red 5G, que, dadas las condiciones de su red, lo puede realizar casi de inmediato. Antes de que finalice este Gobierno podría dejar a Costa Rica con el inicio de las comunicaciones 5G.

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