Opinión

La “neuroeconomía” en el “nuevo periodismo”

Mirando las noticias de CNN en español en relación con Venezuela antes del triunfo legislativo de la Mesa de Unidad Democrática (MUD)

Mirando las noticias de CNN en español en relación con Venezuela antes del triunfo legislativo   de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), así como el referendo revocatorio que exige, caigo en cuenta que hoy el “nuevo periodismo” aplica un sinnúmero de postulados de la neuroeconomía, sin que nos percatemos.

La noticia periodística más elemental responderá siempre a seis interrogantes que versan sobre el “qué”, “cómo”, “dónde”, “cuándo”, “por qué” y “cuánto”, que supuestamente satisfacen a un auditorio particular; de allí que en el llamado “nuevo periodismo” observo cada vez más como la pregunta de los “por qué” de las cosas adquiere poquísima relevancia o está reducido a cursilería. Así, por ejemplo, Venezuela está en crisis económica y política porque la dictadura de Nicolás Maduro no quiere la democracia y la MUD busca un sistema democrático y un mercado abierto.

De esta manera, el “por qué” periodístico desconoce una rica “lucha ideológica” en Venezuela y nos manda hacia un solo polo tensional para que nuestro cerebro reproduzca solo una visión de mercado posible y, consecuentemente, de satisfacción para todos como consumidores en “libertad” y “democracia”.

El “nuevo periodismo” ni siquiera se pregunta si la “democracia” que profesa es única para todos los países, si hay grises por las disparidades socioeconómicas o si la idea de democracia, como sinónimo de elecciones periódicas, son plausibles en todo el orbe para acabar con el desempleo, carencia de acceso a la salud, congelamientos salariales, falta de vivienda, altos precios, corrupción, llámese Costa Rica, España, Haití, Estados Unidos o Guinea Ecuatorial, por ejemplo.

Desde esta perspectiva me temo que el “nuevo periodismo” no se percató como el “qué” periodístico lanzado sobre Sadam Huseim y sus “armas de exterminio masivo” logró sacar del cerebro de muchos colegas honestos el “ por qué” de la invasión a Irak, cuando algunos sabíamos con solo leer la más elemental historia sobre la antigua Mesopotamia que el objetivo final era militar y económico, como ocurrían episodios parecidos 3.000 años atrás. Algo similar pasa con la llamada crisis Siria: el “qué” de los llamados refugiados, el “qué” del Estado islámico, el “qué” de los grupos terroristas saca de la cabeza el “por qué” de la invasión, el “ por qué” de la exigencia de destitución de Bashar al Asad y “por qué” están ahora danzando en el sitio Rusia, Turquía, la Europa Comunitaria y Arabia Saudita.

Y pensando en CNN y algunos exponentes del “nuevo periodismo” en el Washington Post, el New York Times, el ABC de España, etc., reconozco que mi pequeño país no escapa de ello. Un día de estos leí en La Nación que el empresario limonense Carlos Pascal, cuyo “qué” de su captura el 2 de junio de 2011 ocupó todos los titulares de periódicos, noticieros radiofónicos y televisivos, fue absuelto por certeza jurídica, y analiza la posibilidad de una millonaria demanda que pagaremos todos los costarricenses y no los funcionarios que actuaron como si se tratara de actores de una fábula importada; pues de ser cierto lo informado por el diario nacional, aquello de que el detenido era un legitimador de capitales de una peligrosa banda, quedó en nada. El “qué” del “nuevo periodismo” no profundizó el “por qué”.

Lamentablemente el “nuevo periodismo” así visto hace creer que él sí resuelve las dicotomías sin resolver por la psicología social y la economía conductual, cuando predice a base de reiteración todo lo relativo a las utilizaciones heurísticas y la prevalencia de los sesgos cognitivos. Y siendo sincero, el mayor temor con respecto a Venezuela es: ¿Cuándo cruzaremos – si ya no cruzamos- la rayita esa de Joseph Goebbels? El maestro de la propaganda nazi tenía la virtud de convertir a veces al periodista en propagandista de causas ajenas, en policía o relacionista público mal pagado.

El peligro de “corronguear” o no dar la debida profundidad al “por qué” periodístico significa ni más ni menos desconocer o convertir en cursi las causas (no la causa) de los hechos, quitándonos así parte de la “acción racional”, aunque creamos que estamos dando respuestas iguales a las seis preguntas de toda nota periodística o reportaje. En tiempo que era periodista el “por qué” de las cosas, como parte del debate de ideas, era una exigencia sine qua non en nuestra escuela de periodismo y ni se diga en mi alma máter, fuese la Feucr, Consejo Universitario, Rectoría, Sindicato, etc. ¡Ojalá lo conserváramos!

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