Opinión

La marca “Merkel” con sello humanista

“Caminante no hay camino/ sino estelas en la mar…”, lo dijo Machado y siento que la mar… de años ha pasado en mi visión

“Caminante no hay camino/ sino estelas en la mar…”, lo dijo Machado y siento que la mar… de años ha pasado en mi visión de Alemania. Para mis padres, iría una palabrota, en cierto sentido lógica, porque fueron víctimas de ellos, en la Primera como en la Segunda guerra “mundial”, así llamada por certera razón. Pero, al contrario del poeta, mi adolescencia… no son “recuerdos de un patio de Sevilla”, sino campamentos de juventud cristiana, en los años 60, por Herbstein, Kaiserslautern, etc.: recuerdos de un país todavía hecho pedazos, con muchas mujeres de 40-50 años, pero varones, muy pocos, uno con una pierna menos, otro faltándole un ojo, etc. ¡La guerra, lastre humano secular!

Queda uno hecho un signo de interrogación: ¿Cómo es que Alemania, por dos veces devastado, destruido (remember: Dresden, Berlín, todo) ahora es el motor de Europa? Claro que hubo el Plan Marschall, pero en toda la región, los gringos sembrando plata para recoger mejor, a través de sus industrias. Por parte de los alemanes hubo también die Schuldfrage: algo más que un tema literario: ¿cómo llegamos a eso? La culpa del nazismo: ahora otra vez… asomando las orejas… ¡con unos nostálgicos! En este ambiente –a kind of love-hate relation– crecí y hasta aprendí alemán… y vi desfilar “cancilleres” de ese lado, el mismo vocablo que aquí, pero con significado totalmente diferente: Adenauer, Brandt, tantos; Schröder llorando. De paso doy las gracias al DAAD, tan generoso, por una brillante estadía en el Instituto Iberoamericano de Berlín: ¡puente colosal!

Por allí de Fulda, la foto no miente, recuerdo también: “Achtung – Zonengrenze”, se leía. Como si de repente entre Curridabat y Tres Ríos…. se ve un camino… (y vuelve Machado: “se hace camino al andar”) pero este… iba cortado con alambre de púa. ¿Su papá vive allá?  Pues olvídese de él: allí empieza otro mundo. Era la República Democrática Alemana, donde creció Ángela Merkel; se forjó en ese dizque socialismo, modelo agotado ahora, espejismo de unas décadas. Más impactaron en ella unos padres con valores y su doctorado en física. Nunca la divisé, a Frau Merkel, pero me alegra verla asumiendo un cuarto mandato: en sí, un reconocimiento; no por nada la llaman “die Muti”, la mamá de 80 millones, aunque la votación haya sido más baja, esta vez.

Su país volvió a surgir en un increíble “milagro” y se transformó hasta en “modelo”. Definitivamente, hay que seguir produciendo, por favor sin horrendos escándalos; dar garantías sociales incluyendo formación, sobre todo a jóvenes sin empleo, ya sin aquel parasitismo patriarcal; además, todavía cabe enderezar esa fascista vivencia para la mujer (los KKK: casa, niños, iglesia), perspectiva totalmente superada. Y ni hablar: Alemania (y Europa) necesitan una tremenda inyección de gente, de la sangre que sea. Herr Führer: los de piel negra o cafecito oxigenarán su cuerpo anquilosado de tanto prejuicio racial. Esa pirámide demográfica, también perdiendo su continuidad en Costa Rica, ha de ser revisada y atendida, igual. Pero aquí, vivimos la política a corto plazo. Caminante sí hay camino: ¡necesitamos importar la marca Merkel!

 

 


 

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