El gobierno ingiere, más bien, engulle, buena parte de la riqueza generada en los tres tiempos gramaticales; pasado, presente y futuro.
Lo hace de tal modo que no es raro enterarnos de su congestión estructural. La población creció 1,3% en 2011-2015, menos que la fuerza laboral y esta menos que la ocupación. ¡Estamos a la puerta del pleno empleo incluso de neonatos y natas! A pesar de que la tasa de fuerza laboral creció al 3% en 2011-2013, en lo que va de este desgobierno, misteriosamente, es del 0% en 2014 y – 1,3% en 2015.
Si estos datos son verdaderos, tenemos una variable que contribuye a la caída del desempleo, y de alguna pobreza. Empero, en el 2012 y 2013 la tasa de ocupación creció 1 punto más que la de la fuerza laboral, mientras que en 2014-2015 otro misterio suscita; ¡la segunda cae casitico en la misma tasa que la segunda! En este país, que algunos dicen nuestro, sí que ha de habitar y actuar Dios.
La tasa básica pasiva ha sido tan básica y pasiva, incluso pasivamente declinante por la fuerza de la política monetaria, que el Producto Interno Bruto Real (pib) crece de 4,5 y 5,2 por ciento en 2011-2012 a 3,4 y 3,5 en 2013-2014 y en 2,8 en 2015. La culpa, según Hacienda y otros hacendosos de la economía por la fuerza –de papel y tinta–, es el mercado mundial y las políticas de los Estados Unidos.
El consumo creció por debajo del pib en 2011-2013, pero luego lo abruma; el pib actual y futuro es engullido en el presente. Antes del 2012 el gobierno ingestó cerca de 1% para engullir desde 2013 poco más de 3%. La boca del gobierno se ha ensanchado a efectos de tal engulle.
El gasto de los hogares se mantiene en cerca del 4% al recuperar su caída a penas en el 2014, lo que nos indica muy poco acerca de las políticas de repartición de la riqueza.
El gobierno y el Estado han contribuido aceleradamente en el empobrecimiento de los costarricenses, inclusive de aquellos que no han nacido.La tasa de inflación es creciente, otra muestra de la política monetaria tan básica y pasiva, y a pesar de la brutal caída en los precios del primus motor de la economía nacional; los derivados del petróleo.
El tomate parece necesario extraerlo por la vía del drilling y el fracking, que puede ser promovido por las agrias políticas para el agro; el aguacate se cosecha por la raíz del árbol y arbitrariamente se impide su importación de calidad superior; la papa no deja ver su tubérculo… entre otros procesos de congestión espontánea, cuando esta es mejor que la gestión de estúpidas ocurrencias.
El ingreso por impuestos se precipita, no así las exoneraciones y el fraude fiscal; mismo no solo porque hay quienes no pagan, sino porque tenemos un gobierno, y un Estado, que engulle, no produce ni contribuye en la producción. Basta observar las tasas de formación bruta del capital, las exportaciones e importaciones y el galopante déficit fiscal; este, un déficit de ideas y estrategias planeadas.
Lo podemos leer en los periódicos, sobre todo con la arrogante pretensión política de ingresar al club de países desarrollados.
La educación, entendida esta como enseñanza-aprendizaje desde preparatoria hasta universitaria, está caída en muchos espacios.
La ciencia, la hemos matado para darle cabida a la mediocridad. La ciencia social, que de social y de ciencia se profundiza la duda en este desgobierno, está muerta desde hace rato; nadie le desea decente sepultura con la esperanza de que resucite tal cual Lázaro.
La ciencia exacta y natural, aquella que ha de innovar y desarrollar, más allá del crecimiento para la repartición que embiste a la distribución, está en coma, casi en puntos suspensivos u otros usos lingüísticos.
Nuestras universidades, al igual que las ajenas, devienen en guardería de adolescentes mayores que con dificultad estudian. La academia trata de mano de obra barata, casi cualquiera modela como profesorado, y el video entertainment es protagonista.