La decisión de la Comisión de Régimen Académico de nuestra universidad a finales de junio de exigir la presentación del formulario Material complementario para la evaluación de publicaciones con cada artículo o libro desató gran descontento en la comunidad universitaria, tanto que la comisión dio marcha atrás. Esa decisión, sin embargo, es un reflejo de la cultura de “desestímulo” en nuestra institución.
Desestímulo por los sinsentidos del reglamento de Régimen Académico. ¿Cómo puede asignarse menor puntaje a la obtención de un doctorado académico que a sacar una segunda maestría en otro campo? Yo tenía pensados varios ejemplos de trabajos de alta complejidad que recibieron puntajes fraccionados deprimentes, como la investigación que coordiné con un grupo de médicos, fisiólogos y nutricionistas de varios países, una evaluación a los jugadores del Real Madrid hecha en 2002 y publicada en el 2005 (0,4 puntos), pero entiendo que muchos hemos pasado por ahí. Nos queda la contradictoria sensación de que es mejor trabajar solos. Lo más grave es que las iniciativas para reformar el reglamento no prosperan, a pesar de los abrumantes argumentos presentados por distintos grupos.
Desestímulo por lo entrabado de los múltiples trámites necesarios para surgir, que deben realizarse en formato digital y luego imprimirse para ser entregados personalmente (¡no he logrado usar mi firma digital ni una sola vez!). Hasta la calificación de Régimen Académico se debe retirar personalmente.
Desestímulo por la incomprensible política vigente sobre interinazgo, según la cual no puede nombrarse a una fantástica profesora interina nueva más de X veces seguidas, por el peligro de convertirla en “interina propietaria”. Así, a pesar de su excelencia, muchas personas son condenadas a convertirse en “interinas desechables”.
Desestímulo porque se excluyen explícitamente importantes partidas del Fondo de Estímulo (¿sic?), pero las propuestas ganadoras no pueden optar por otros fondos del presupuesto ordinario para investigación. ¿Las debería cubrir cada investigador de su propio bolsillo? Se promulga la resolución VD-R-9299-2015 para promover los cursos no disciplinares, pero hay que convencer a la dirección de la unidad académica (de naturaleza disciplinar) para que asigne la carga académica.
Desestímulo porque los reconocimientos están concentrados en premiar lo ya logrado, sin impulsar a nuevos logros. Por ejemplo, la resolución de Consejo Universitario R-64-2017, que en pocas palabras dice “ni se le ocurra pedir reconocimiento por un segundo lugar”. O los reconocimientos por tiempo servido, que no promueven más que la antigüedad y se podrían interpretar como un mero premio al aguante.
Desestímulo porque en la universidad se gana más por viejo que por bueno, aunque uno no sea tan viejo y sí sea razonablemente bueno. Bajo el esquema actual, las anualidades siguen acumulándose ilimitadamente y en forma democrática, igualitas para todos, mientras el incentivo por mérito (los pasos académicos) tiene un techo.
Viene a mi memoria una refrescante excepción, una carta de felicitación que me envió la entonces rectora Dra. Yamileth González García hace casi nueve años, y me pregunto: ¿estamos conquistando a nuestros jóvenes profesores para que desarrollen ese amor inexplicable por la Universidad de Costa Rica que mencionaba Jaime Fornaguera en una correspondencia reciente? ¿Será el descontento actual lo suficientemente profundo y duradero para lograr los cambios necesarios? ¿Podrá más la fuerza de la razón que la resistencia al cambio?