Opinión

La historia de una ciudad (Tréveris) para un personaje (Marx)

El río Mosela nace en Francia, recorre Luxemburgo y desemboca al oeste de Alemania, en el río Rin, en la Región de Renania.

El río Mosela nace en Francia, recorre Luxemburgo y desemboca al oeste de Alemania, en el río Rin, en la Región de Renania. Atraviesa la ciudad de Tréveris, cuya historia es el acervo cultural acumulado, al que accedería Carlos Marx un 5 de mayo de 1818, fecha de su nacimiento.

En el último año de la era anterior, con Julio Cesar al frente, los romanos se impondrían a los tréveros.  Poco después, César Augusto, el primer emperador, la transforma en la capital de la Galia Bélgica, Augusta Treverorum, hoy la ciudad más antigua de Alemania.

En los siguientes siglos será una importante metrópoli mercantil. No escapará de los conflictos internos de la época. Termina como capital del Imperio Galo, y al dividirse el imperio romano en Occidente y Oriente, dos Augustos, dos Césares, Roma y Constantinopla, Tréveris será sede del César de Occidente.

En 326 será coronado Constantino I, el primer emperador romano cristiano que fomentó que ordenó una nueva era de obras de construcción, expresión de poder, desde Occidente; desde Tréveris también. Para el siglo V llega la crisis definitiva del imperio. Los aristócratas romanos se transforman en terratenientes, la población libre urbana se desplaza hacia el campo, donde, por comida y protección, renuncia a sus derechos de ciudadanía, arraigo que se hace hereditario.

Desaparecen las grandes ciudades y aparecen los centros amurallados, pero Tréveris conservará su categoría.  En el siglo VI se convertirá en Arzobispado, un enclave lingüístico latino, a tal punto que mientras las lenguas germánicas se imponían en otras ciudades, el latín se mantiene como lengua dominante durante varios siglos.

No escapará de los ajetreos para llegar a la Edad Media. Será parte de los reinos Franco y Austrasia. En el siglo IX lo será del Imperio Carolingio, el de Carlomagno, líder de la cristiandad, instaurador de la tradición romana como fuente de derecho. El mismo que reconstituye el liderazgo político donde el Papa acrecienta su poder terrenal.

En esta época los arzobispos de Tréveris empiezan a poseer su propio patrimonio territorial y, a la muerte de Carlomagno, se convierte en sede imperial de Germania, uno de los nuevos reinos. Sus arzobispos serán los señores de la ciudad y ella un principado eclesiástico, justo cuando los nobles alemanes sientan las bases de una nueva monarquía.

Será el inicio del Sacro Imperio Romano Germánico, legitimado vía papal. Se convertirá en la potencia y estado territorial más grande de la Europa medieval, que durará casi mil años, de 964 hasta 1806, dirigido rotativamente por diversos príncipes, incluyendo el de Brandeburgo.

Su consolidación mantuvo el brillo de Tréveris bajo control eclesiástico los siguientes 300 años, hasta que los siglos XVIII y XIX lo modificarían todo. Conquistada en múltiples ocasiones por españoles y franceses, revolucionarios e imperiales, terminaría en manos de un nuevo actor, no católico, los prusianos, protestantes.

Siglos antes, en el XIII, los teutones, guerreros de Tierra Santa, habían sido enviados por el Sacro Imperio a cristianizar los pueblos bálticos. De ahí nacerá el ducado de Prusia, que se convertirá, gracias a la protección del príncipe de Branderburgo, en el primer ducado protestante alemán. En el XVII, se transformará en el Reino de Prusia, el primer Estado nacional unificado alemán, en medio de un renovado ambiente de libertad propicio para el desarrollo de las ideas, el despotismo ilustrado.

A finales del siglo XVIII cuando el ejército revolucionario francés conquistó aquella región, desalojó a los señores feudales, incluyendo los eclesiásticos. Eliminó la servidumbre, decretó la igualdad ante la ley, introdujo el código civil francés, la libertad de educación, de prensa y la de oficios para sustituir el monopolio de los gremios.

Tréveris se transformará en capital del departamento francés del Sarre, aunque no por mucho tiempo, porque la derrota definitiva, en 1814, de Napoleón, quien incluso la había visitado, traerá consigo su desaparición como principado e incluso la entrega de su territorio a Prusia.

Así que, para cuando Marx nace, Tréveris tendrá sobre sí casi dos mil años de historia universal, romana, cristiana y católica; de esclavos, siervos y obreros; y de ser administrada por prusianos protestantes en un ambiente liberal, de tradición francesa.

Y por si aquellas idas y venidas no fueran suficientes, en 1824, a sus seis años de edad, sus padres judíos deberán convertirse al cristianismo para alejarse de la violencia antisemita, que también corría por aquella región, para tener acceso a la administración prusiana donde su padre ejercería como abogado.

No sería una mala decisión. Mehring, el biógrafo original de Marx, rescata cómo con esa decisión el padre de Marx poseía ya esa cultura de hombre libre… y esta libertad era la que había de transmitir a su hijo Carlos”.  Con ella a cuestas, Marx se marchará, en 1835, a Bonn, con 17 años, a iniciar sus estudios universitarios en jurisprudencia.

Años después, con Marx ya instalado en Londres, en 1856, Tréveris será consagrada “para la eternidad”, al culto protestante, perdiendo, ahora sí, su gloria imperial de siempre, distante del centro del poder prusiano en Berlín.

Hoy es parte de la ruta del famoso río Mosella y del vino del mismo nombre. La casa de Carlos Marx, en la calle Brückenstraße 10, se conserva como museo histórico. Actualmente cerrado; pero preparándose, dicen sus autoridades, para reabrir el próximo 5 de mayo, cuando se cumplan los doscientos años de su nacimiento.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido