La Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica, ha demostrado su experiencia y excelencia en la formación del recurso humano para el país, tanto de grado como posgrado, cumpliendo el mandato de una formación sólida con preparación académica, científica, solidaria y ética y fortaleciendo la sensibilidad hacia su principal objeto de estudio y trabajo: el ser humano.
En este proceso de formación participan dos instituciones insignes que hacen la diferencia de nuestro país más allá del contexto latinoamericano. Somos dos instituciones públicas que hemos actuado en conjunto, para cumplir y desarrollar nuestro deber constitucional de trabajar coordinadamente en busca del bienestar de lo más preciado para todos, la salud. Por medio de convenios históricos de colaboración se ha contribuido a la obtención de los resultados que se evidencian en la calidad de la formación del recurso humano de salud, en especial durante la atención de la pandemia por la enfermedad del COVID-19. Gracias a esa labor se ha logrado, en gran medida, evitar el impacto visto en otros países de esta enfermedad, el cual deseamos no se llegue a ver en los meses venideros.
Sin embargo, desde el inicio de la emergencia nacional, por decisión de las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), se detuvo la formación del recurso humano en el área clínica, por diferentes razones, entre ellas el riesgo de contagio y aumento de las personas infectadas por el SARS-CoV-2. Como consecuencia de esta decisión, hoy estamos viviendo la detención del proceso de formación profesional, en prácticamente todas las carreras del área de la salud, que realizan prácticas clínicas dentro de las instalaciones de la CCSS.
Debido a esta situación, es que hemos tenido que tomar, recientemente, la dolorosa decisión de no ofertar más cursos para el primer ciclo lectivo del próximo año, y no será posible hacerlo hasta tanto no sea viable el desarrollo de las prácticas hospitalarias, imprescindibles en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la medicina. Esto evidencia las consecuencias de la decisión de la CCSS en toda su esfera. Somos conscientes de las posibles secuelas que generará nuestra decisión, no obstante, realmente es materialmente imposible enseñar en estas condiciones porque estaríamos exponiendo a nuestro estudiantado a una formación deficiente. En este momento, cerramos el año, con una serie de cursos incompletos, prácticas sin realizar y un internado, cuya reapertura se realiza lentamente.
En otras palabras, podríamos decir que estamos ante un cierre técnico de la carrera de Licenciatura en Medicina y Cirugía, dado que nuestra responsabilidad es con el país, y se podría en duda la esencia de lo que originó nuestra creación. En este momento no lo podemos cumplir, y no podemos, por ética y responsabilidad, mantener una formación, reitero, que sería deficiente y no apta para un profesional en medicina, puesto que la virtualidad o simulación no son la solución para este problema, y hacer avanzar a los estudiantes, bajo estas modalidades no sería viable, puesto que la población costarricense se merece lo mejor, en especial en lo que respecta a la atención de su salud. La Universidad de Costa Rica no puede, ni debe permitir profesionales mal formados.
La realidad actual dentro de los hospitales y del país en general evidencia la urgente necesidad de colaboración, y es claro que los internos, así como las futuras generaciones de profesionales en medicina, deben conocer como es la dinámica y la realidad del COVID-19, al tiempo que se les permita continuar con su formación y apoyar el quehacer diario dentro de esta nueva realidad clínica. En ese sentido, nuestro personal docente ha hecho ver la necesidad de dotar al estudiantado de las herramientas necesarias para insertarse nuevamente en su campo clínico. Desde la parte teórica, enfocados en su seguridad, es que se ha realizado al menos un taller, donde se han abarcado temas al respecto, de manera que estén preparados para enfrentar esta nueva realidad.
De esta forma reiteramos nuestra responsabilidad y compromiso de formar al mejor profesional médico de cara a la realidad clínica y social del país, pero es necesario el apoyo de las autoridades de la CCSS, para la reintegración del estudiantado y su regreso al área clínica. De esta manera se pueden detener las consecuencias graves para nuestra institución y para el país, como es el no poder ingresar nuevos estudiantes a nuestra carrera para el próximo año y en un futuro cercano, el no poder contar con los profesionales de alta calidad que se necesita para la atención de la salud, tanto médicos generales como especialistas en múltiples áreas.
Es importante señalar que para la Escuela de Medicina la gran preocupación es el retorno seguro al área clínica de nuestra población estudiantil, quienes por cierto están contemplados dentro de los grupos prioritarios a vacunar, buscando siempre el mantener nuestros compromiso con la excelencia en la formación médica, de lo cual depende en gran medida el futuro de la salud del pueblo costarricense. Confiamos en que las nuevas autoridades de nuestra institución nos brindarán su apoyo y colaboración para que continuemos con nuestro quehacer académico, por cuanto, la Escuela de Medicina ha demostrado ampliamente en el tiempo que cumple su misión, la de formar «profesionales con excelencia académica, rigor científico y práctico, humanistas con sólidos valores morales y éticos para el ejercicio de su profesión, capaces de incorporarse a la sociedad con espíritu de servicio para responder a sus necesidades en materia de salud.»
La Escuela de Medicina de la UCR, siempre responderá y estará vigilante por la salud costarricense, claro está, de una forma responsable, pero para esto necesita el apoyo de una institución hermana, con la cual siempre ha compartido sus objetivos y metas como lo es la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), buscando siempre brindar lo mejor para la salud de nuestra población.
