Opinión

La electrificación del transporte: una necesidad impostergable

Nuestro sistema de transporte es claramente obsoleto, ineficiente, contaminante y dependiente de recursos energéticos externos

Nuestro sistema de transporte es claramente obsoleto, ineficiente, contaminante y dependiente de  recursos energéticos externos, lo que redunda en severas repercusiones económicas, de salud pública y de calidad de vida para toda la población. En la búsqueda de soluciones y acciones, el caos vial que vivimos  debería ser considerado como una emergencia nacional, como una prioridad impostergable. Se requiere un cambio radical en el paradigma de transporte, tanto público como privado, con acciones de planificación y ejecución que posibiliten transformar en un mediano plazo nuestro desastroso sistema de transporte vehicular.

Con una matriz eléctrica basada casi 100% en energías renovables, nuestro país tiene una enorme oportunidad para desarrollar un sistema de transporte verdaderamente renovable y sostenible, movido por energías limpias (hidroeléctrica, eólica, solar, geotérmica, de biomasa). Países desarrollados como Estados Unidos, China, Reino Unido o Alemania, están lejos de acercarse a las posibilidades de Costa Rica, porque su matriz eléctrica funciona mayoritariamente a base de carbón, petróleo o gas natural. Por ello, es imperdonable que, como país, no aprovechemos esa enorme ventaja comparativa y electrifiquemos en forma generalizada nuestro sistema de transporte. El planeta exige a gritos un cambio en los modelos de transporte,  un futuro sostenible lo demanda y nuestro país puede ser pionero en este campo, el primer país del mundo con un sistema de transporte público y privado  alimentado 100% con energías renovables.

Aunque no sean las únicas, surgen  dos líneas estratégicas de acción:  en primer lugar y en forma prioritaria, desarrollar un sistema de transporte público eléctrico y eficiente, compuesto entre otros por tranvías, trenes, buses, trolebuses, que provea una calidad de servicio y tiempos de viaje razonables a los habitantes y, en segundo término, promover agresivamente un cambio de la flota vehicular privada hacia automóviles eléctricos, que evite  la contaminación y el ruido que inundan actualmente nuestras ciudades y que represente un excelente complemento al sistema de transporte público. Esto combinado con otras acciones de movilidad sostenible como: ciclovías, bulevares peatonales y programas masivos de teletrabajo, entre otros.

Un paso muy importante en la búsqueda de una flota vehicular eléctrica se está impulsando con el  Proyecto de Ley de Incentivos y Promoción para el Transporte Eléctrico (expediente 19.744),  impulsado por  la diputada Marcela Guerrero, del PAC. Este proyecto, que promueve acciones importantes para iniciar ese cambio paradigmático, debe mantener su objetivo y visión inicial, de promover los automóviles 100% eléctricos.  Este no debería ser desvirtuado, como lo propone una conocida empresa automotriz, para incentivar los autos híbridos, que aunque en menor cantidad, siguen consumiendo combustibles fósiles. Esta desviación implicaría seguir anclado en la dependencia petrolera, obstaculizando ese cambio radical y visionario que debe darse. Aquí no caben los paños tibios, las peligrosas y manipuladas transiciones, por lo que instamos respetuosamente a los diputados a la pronta aprobación de este importante proyecto de ley, que incentive fuertemente los autos 100% eléctricos en nuestro país.

El transporte eléctrico es el futuro,  el  mundo está migrando hacia modelos de transporte a base de electricidad, Costa Rica no puede quedarse atrás. Definamos claramente nuestra visión objetivo de sistema de transporte público y privado para los próximos 30 años y desarrollemos decididamente  las políticas y las  acciones que nos lleven a lograr ese objetivo.  Soñemos, planifiquemos y actuemos.

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