Cuando sucede una recesión, la producción se detiene y los efectos en la sociedad resultan nefastos pues nadie consume. Si los ingresos disminuyen y los gastos públicos se mantienen, la única respuesta por la que optan muchos países resulta ser el recorte presupuestario en áreas tales como salud y educación, lo que genera en forma inmediata la crisis social.
Otra medida que ayuda a acelerar la crisis social es el endeudamiento individual, que en el corto plazo generará el colapso productivo de todo núcleo familiar, cuando los ingresos sean superados por los intereses. El dinero obtenido desaparece con facilidad, mientras que las necesidades de los sectores sociales más empobrecidos se mantienen intactas. La problemática familiar se agudiza cuando las deudas llegan a alcanzar un tope máximo y no se encuentra otro ingreso que detenga el déficit.
Cuando los productos de una nación resultan de escaso valor tecnológico y no es posible generar artículos de consumo tales como medicamentos y software, es necesario importarlos, generando un agravamiento de la crisis fiscal debido a que los exportadores nacionales que sobrevivían en un medio ambiente hostil, caen ante la ola de importaciones de artículos con precios inferiores, elaborados con tecnología de punta que minimiza costos, aumentando el déficit en la balanza comercial.
Las reservas de divisas disminuyen, hasta el punto que el país no posee lo suficiente para comprar los artículos que no se producen en el país, tales como el trigo utilizado para elaborar pan, así como también lo es el petróleo requerido por la flotilla de los más de 1.200.000 vehículos registrados.
La innovación tecnológica es un medio importante para aumentar los ingresos de una sociedad, la cual no posee un producto transcendental que posicione al país en los mercados internacionales, pues primero se requeriría de todo un proceso de industrialización, junto con toda la infraestructura que caracteriza a los países desarrollados. Debido a que la tecnología requiere de capital, la única opción para muchos es la banca comercial, cuyos intereses al largo plazo podrían generar la insolvencia del deudor, en tanto el empresario emprendedor espera a que su producto alcance la madurez.
La industria del software muestra una salida a esta problemática, pues la rentabilidad del software es tan alta, que un producto exitoso puede generar ganancias estables y suficientes. Por lo tanto, es necesario unificar las modalidades educativas de la educación técnica, el INA y el plan modular de los Cindea de la educación de adultos del MEP, de forma que la producción de software y las matemáticas discretas y combinatorias que permiten el pensamiento digital de los procesadores de silicio, operacionalicen una plataforma de capacitación que provea de capital humano a la industria tecnológica mundial.
La sociedad costarricense no se ha adaptado a los cambios que establece el comercio virtual, el cual alcanza casi a 1.500 millones de personas, suficientes para mantener girando la rueda económica por mucho tiempo. Un sistema educativo basado únicamente en la certificación, debe coexistir con uno fundamentado en el conocimiento y la iniciativa empresarial, respaldado por el brazo gubernamental.
La educación formal requiere un sistema paralelo de capacitación para las generaciones de los 80 que no finalizaron la secundaria, así como para los desplazados de las zonas rurales que invaden las zonas metropolitanas en busca de empleo. Es en este sentido que resulta urgente un sistema de educación a distancia, cursos en línea con una clara estrategia de formación en ciencias de la computación. Si el Estado costarricense permite que el ciudadano que se educa en este sistema paralelo establezca una empresa virtual en la Internet, proveyéndole medios para que los pagos se hagan electrónicamente por medio del Comex, creará entonces un flujo de dinero que mejorará enormemente las condiciones de vida de los sectores más empobrecidos del país.
