No somos hijos de la patria y…,
tampoco frutos de la democracia,
nacimos en la soledad de los discriminados.
Vivir la democracia desgarrada no es un destino,
aunque tan solo seamos hijos de la calle
donde las casas son de cartón
y el hambre sea un cáncer.
Frente a definiciones operatorias como la Educación en función de la democracia, o la establecida por Abraham Lincoln: “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” u otras que llevan implícitamente la igualdad de oportunidades, se decanta la desigualdad a nivel mundial y a nivel local. En esa perspectiva Costa Rica figura en el ranking de la exclusión, la discriminación, asimetrías y estancamiento en muy diversas componentes de los índices de desarrollo humano.
El “crecimiento económico” se basa en la competitividad, la eficiencia y la eficacia desplegadas por tendencias neoliberales divorciadas de cualquier visión ética que a ellos les es desconocida. Se trata de obtener ganancias que benefician a las capas sociales que ostentan el poder.
Ahora bien, la democracia está vinculada con soberanía, independencia, autonomía, autodeterminación de los pueblos y la libertad política. Cabe resaltar que el sistema de Gobierno representativo entra en contraste con la soberanía popular. Es por ello que, si bien la soberanía la ejerce en el Estado moderno la autoridad gubernamental, esto no exime al Gobierno a respetar al verdadero tutelar de la soberanía que es el pueblo.
En consecuencia, no es aceptable el sometimiento a imposiciones de los organismos financieros internacionales, llamadas sugerencias o acuerdos que condicionan los préstamos poniendo en riesgo la llamada soberanía alimentaria. Por ejemplo, privilegiar la producción de macadamia, ajonjolí y palmito en detrimento de otros, afectan la agricultura y la economía vitales en las zonas marginales que pierden peso en la producción de la alimentación básica nacional, exportaciones y pérdida de trabajo.
Ciertamente, el Turismo constituye una de las mayores industrias del mundo y uno de los componentes del desarrollo de la economía ligado a servicios y a la creación de empleos y repoblación de zonas, razón por la que Costa Rica ha apostado a este, soslayando el equilibrio necesario en la diversificación de los potenciales productos del país. Así, la mayor entrada económica es para los consorcios hoteleros que repatrian su inversión y acumulan riquezas, y de nuevo la soberanía es hipotecada al FMI con el que se negocia, a propósito del Proyecto de Empleo Público que reforma al Estado costarricense acentuando la pérdida de autonomía de los poderes de la República acercándose a un Estado sin derecho. Se viola la Constitución Política y se pone en venta activos nacionales. En conclusión, hay violación del artículo 6 de la Constitución Política: “Costa Rica como Estado ejerce la soberanía completa y…” no cabe duda de que la libertad, componente fundamental de filosofía política entendida como autodeterminación que reposa en la sociedad y se orienta a la libertad política de los pueblos, está siendo socavada. El sistema judicial luce parcializado, pulula la evasión de impuestos, peculado, tráfico de influencias, funcionarios cuestionados por acoso sexual y en otras ocasiones con favores a mafiosos, diputados y ministros que no rinden cuentas con transparencia, mientras los partidos políticos que más se benefician con la deuda pública cometen estafas, a lo que se debe añadir el daño a la flora y fauna de las crucitas, y el permiso para matar tiburones (¿acaso hay gozo en cochinear a Costa Rica?).
Estos síntomas muestran el espacio político costarricense penetrado por la corrupción que concierne a la corrupción política y políticos. Nos acercamos al reino de la impunidad y el Estado no tiene la capacidad de garantizar derechos fundamentales como: “el derecho al trabajo, el derecho a transitar libremente sin los peligros de la acelerada delincuencia que somete a la ciudadanía y el progresivo empobrecimiento de las mayorías desprotegiéndolos de sus derechos”. No cabe duda, vivimos en una democracia rota, cuya erosión la muestran los huecos que la corroen por todas partes, haciendo que la democracia no sea más que una palabra vacía de contenidos. Así que les corresponde a los costarricenses luchar por la verdadera democracia o por el socialismo.

