Cuando se desea saber el significado de una palabra, una de las fuentes de información es el Diccionario de la Real Academia Española. En el caso del aprendizaje, el mismo la define como la acción y el efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa, o la adquisición por la práctica de una conducta duradera. Al leer estas definiciones, parecen hacer referencia a un proceso que se muestra sencillo para nuestro entendimiento. Sin embargo, el misma dista de ser algo simple.
Su complejidad ha sido apreciada en el curso Ambientes promotores para el aprendizaje en la universidad, el cual se encuentra en el plan de estudios de la Licenciatura en Docencia Universitaria, ofrecida por la Universidad de Costa Rica. Históricamente, ha pasado de una concepción en la cual era apreciado como algo que se originaba como respuesta al ambiente (al propio estilo del procesamiento de datos por parte de una computadora) a una en la cual están involucrados elementos encargados de convertir la información en conocimiento con sentido y significado social, histórico y cultural.
Asimismo, cuenta con distintos elementos esenciales. Un primer aspecto involucra la participación de todas las personas de un determinado grupo, lo cual difícilmente sucede en las aulas universitarias. De hecho, uno de los errores de muchos sistemas es la incentivación del trabajo individual sobre el grupal, yendo en contra de la naturaleza humana.
Junto con el aspecto social, es necesario tomar en consideración las emociones que lo acompañan. Mediante ellas, el individuo es capaz de detectar rápidamente un peligro y, con ello, incrementar sus posibilidades de sobrevivir. A nivel educativo, se creía que estaban desligadas de este ámbito e, inclusive, que era necesario el cultivar la inteligencia emocional, como si estuviera separada del resto de procesos cognitivos. Lo cierto es que es imprescindible su integración desde una perspectiva en que el o la estudiante sea apreciado(a) como un ser que aprende y siente con el cuerpo.
Un último aspecto a considerar es la motivación. Esta significa moverse hacia, y se relaciona con el inicio de las conductas; es decir, las reacciones que tenemos para llevar a cabo una actividad. También se articula con lo que sentimos y cómo lo interpretamos. Este aspecto involucra diversas relaciones que asocian los componentes cognitivos y emocionales, tales como la motivación intrínseca y extrínseca, la valoración de tareas, los sentimientos o las creencias de autoeficacia, las creencias de control y la ansiedad.
Existen muchas teorías para explicar la motivación. Todas ellas poseen elementos que tratan de brindarnos un panorama para comprender la razón por la cual respondemos de forma efectiva a los retos de la vida, en especial a los de tipo social. Lo importante es saber que un o una estudiante motivado(a) tiene mayor interés por desarrollar sus actividades académicas, presta mayor atención, puede alcanzar un mayor desempeño y es una persona activa que se responsabiliza y se compromete en su aprendizaje, y se esfuerza por llevar a cabo objetivos y metas. Por tanto, perder la motivación le puede traer consecuencias. De hecho, esta situación es considerada una de las causas importantes asociada al abandono de los estudios o a la realización de las actividades académicas por el simple hecho de cumplirlas.
A nivel universitario, falta mucho por realizar para el conocimiento más profundo acerca del aprendizaje, pues existe la necesidad de capacitación para comprenderlo como un proceso social en el cual están involucradas las emociones y la motivación. Sin embargo, una primera aproximación es acudir por cuenta propia a los espacios brindados por la Universidad de Costa Rica, específicamente el Departamento de Docencia Universitaria. Este ofrece la oportunidad de formarnos de tal manera que el impacto que podamos tener sobre nuestros(as) estudiantes sea cada vez más significativo.