Opinión

La causalidad y los pericos, reporte de laboratorio

Algunos hay que han oído que para otros o que otros dicen “a fin de cuentas, no habría posibilidad de determinar la causalidad”.

Algunos hay que han oído que para otros o que otros dicen “a fin de cuentas, no habría posibilidad de determinar la causalidad”. Estos lo dicen después de ser naturalmente David Hume o sus seguidores empiristas ingleses; o sea, lo dicen y afirman en términos epistemológicos y desde ciertos derroteros que son los de la experiencia perceptiva y de esta asociada a la cognición. Llegan así a la conclusión de que todo en la vida humana es suma de percepciones y por ello haz de percepciones y, en consecuencia, una exagerada suma de posibilidades en el momento de la percepción cognitiva.

Por su parte, aquellos, los primeros citados, hablan repitiendo, quiere decir, sin postular o tener la mínima idea de qué es epistemología, mucho menos qué es el empirismo inglés, muchísimo menos lo que este representa en el desarrollo de los múltiples campos del cognitivismo, mucho mucho menos habranse leído siquiera una de la investigaciones epistemológicas de los lores ingleses y, finalmente, es por sí un hecho que ni siquiera podrían explicar el sentido teleológico y el trasfondo que tiene la telegráfica frase que hemos citado y con que lamentablemente se suele malhacer concluir la teoría del empirismo inglés.

De donde, ahora sí, en el orden de la causalidad (lógica, la cual desconocen los últimos, pero ningún empirista) se puede afirmar: queda así demostrado, desde el caso de quienes dicen repitiendo lo que otros han dicho, que puede conectarse la lengua y hablarse repitiendo sin saber lo que se dice y por qué se dice. Curiosamente, eso lo hace también la lora. ¡Y el perico!

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