Opinión

De la calidad en la educación universitaria

La tendencia actual de las ‘Políticas Universitarias Empresariales’ tiende a un ahorro de los recursos económicos de la institución

La tendencia actual de las ‘Políticas Universitarias Empresariales’ tiende a un ahorro de los recursos económicos de la institución, lo que estaría bien siempre y cuando no fuera en detrimento de la calidad en la educación, que es la razón fundamental de la Universidad. En España, por ejemplo “se ordenó un recorte de más de 3.000 millones de euros en educación. Esto implica, entre otras cosas, el aumento del número máximo de alumnos por aula (…) En opinión de los expertos, estas medidas alejan a España de las sugerencias internacionales sobre la cantidad de alumnos que debe tener a cargo un maestro para garantizar condiciones mínimas de enseñanza de calidad.” (http://www.utdt.edu/ver_nota_prensa.php?id_nota_prensa=6668&id_item_menu=6)

El disco rayado de las autoridades universitarias canta que “no hay recursos” suficientes para la educación; lo que significa, implícitamente, que no hay recursos para una ‘buena educación’. La única educación posible, será entonces, una educación media (mediocre). En lugar de que las instituciones de educación media, ahorren recursos en viajes burocráticos de jerarcas al extranjero, se ahorra en la contratación de docentes; lo que trae una baja en la calidad de la educación. Es amplia la bibliografía que se opone, por razones académicas, a permitir más de 25 estudiantes por aula; sin embargo, se autoriza a casi duplicar este número. En Ecuador, “El Ceaaces considera que las universidades deben tener un máximo de 25 alumnos por aula como una forma de garantizar la calidad de la educación” (http://www.eltiempo.com.ec/noticias/cuenca/2/324972/limite-de-alumnos-se-incumple-en-universidades) Pero en los cursos de humanidades de la UCR, por ejemplo, no es extraño encontrar grupos de más de 40 estudiantes. Y no se trata de que las aulas sean pequeñas o no; se trata de que este proceder va en contra de una pedagogía deseable. Y se espera, por el contrario, que el docente realice milagros pedagógicos. Lo que la experiencia, la lógica y el ‘sentido común’ indican, es que la calidad de un curso baja al subir la cantidad de alumnos. Obviamente, lo que está detrás de esta discusión es una cuestión que no se quiere afrontar de manera directa y explícita. Me refiero al hecho de aumentar la cantidad de alumnos en las aulas en relación directa a la no contratación de personal docente interino.  También en España: “El aumento de ratios y de horas lectivas del profesorado derivan inexorablemente en un recorte de la contratación de profesores interinos. Se ha lamentado el ‘empeoramiento’ de la calidad de la educación pública en España y en Andalucía, ya que los profesores trabajarán en peores condiciones y los alumnos estarán en mayor cantidad en las aulas. Ningún sistema educativo en el mundo ha mejorado despidiendo profesores y poniendo más alumnos en las clases” (http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/15/espana/1334517724.html).

En síntesis, existen cuatro sectores perjudicados:

  • Los estudiantes, víctimas de una educación que disminuye sus estándares de calidad, tendiente a una pedagogía cada vez menos personalizada.
  • Personal interino: Al no abrir nuevos grupos para ahorrarles recursos a la institución, no se contratan profesionales interinos, lo que significa el aumento de un sector profesional desalariado, y lo que esto arrastra consigo.
  • Docentes de los cursos: Se sobrecarga el trabajo docente al profesorado, al tener más de 40 estudiantes en un aula. Lo que repercute negativamente en su desempeño docente e investigativo.
  • La sociedad en su conjunto: A menos calidad profesional, menos calidad en los servicios de ingeniería, de salud y de otros.

Pareciera que el único sector que gana con el ahorro a los recursos de la educación, son los sectores que administran las nuevas políticas universitarias, que obedecen las exigencias del mercado y  a los entes financieros de la universidad media.

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