Opinión

La ampliación del Área de Conservación Marina Cocos es invertir en el futuro

El pasado 23 de noviembre se publicó en este Semanario una nota titulada: Ampliación del Área de Conservación Marina Cocos avanza pese a la oposición del sector pesquero. Al tratarse de un proceso tan importante para la gobernanza sostenible de la pesca y la conservación de la biodiversidad marina de nuestro país, consideramos que es importante externar una segunda opinión.

Sobre la justificación científica. Existen cientos de publicaciones científicas que demuestran la efectividad de las áreas marinas protegidas bajo protección estricta para la conservación de las especies marinas amenazadas altamente migratorias, y la recuperación de las pesquerías de atún.  Asimismo, los resultados de las investigaciones científicas realizadas en la región del Pacífico Oriental Tropical demuestran la urgente necesidad de adoptar una política de conservación estricta a lo largo de los montes submarinos que constituyen la Cordillera Sumergida del Coco, para garantizar la conectividad biológica entre la Isla del Coco y las Islas Galápagos. Este corredor marino, conocido como la Migravía Coco-Galápagos, es transitado por un importante número de especies marinas amenazadas, como el tiburón martillo, la tortuga baula, el tiburón ballena y la tortuga verde, cuya conservación depende de una protección estricta de este hábitat crítico.

Sobre el atún como objeto de conservación. El atún aleta amarilla, la especie más importante para Costa Rica, mostró una mejoría reciente en su estado de conservación, pero hace apenas unos meses estaba catalogada como una especie casi amenazada. Las medidas de conservación precisamente buscan mantener esta mejoría para el beneficio de las pesquerías. Este estado podría cambiar rápidamente ante la amenaza actual que representa la pesca sobre Agregadores de Peces por las flotas cerqueras que ocasionan mayores tasas de mortalidad sobre los atunes más pequeños, lo que desemboca en una producción máxima sostenible menor.  El atún patudo, por otro lado, se encuentra en estado de vulnerabilidad, una categoría de amenaza.  Además, aunque el esfuerzo pesquero actual puede haber resultado en la recuperación reciente en las poblaciones de atún aleta amarilla, las poblaciones de tiburones y rayas sufren cada vez mayor detrimento bajo ese mismo esfuerzo pesquero.

Sobre las decisiones en favor de la naturaleza, pero sin contemplar las afectaciones a la parte humana. La crisis que sufre el sector pesquero es producto de la sobrepesca y la urgente necesidad de mejorar la gobernanza sostenible de la pesca, no por la adopción de políticas de conservación marina. Ante el estado actual de la conservación de los recursos naturales y las inminentes y variadas amenazas que se ciernen sobre ellos, es que se plantean objetivos globales que buscan aumentar el porcentaje de áreas terrestres y marinas protegidas.

La pérdida de biodiversidad y la crisis climática requieren ser abordadas con seriedad, pero sobre todo con urgencia.  La Isla del Coco es uno de los mayores tesoros que tenemos los costarricenses.  Gracias a los avances en la ciencia, cada vez tenemos una mejor noción de la inmensidad de su riqueza, pero también de su fragilidad. Por ello es tan importante escuchar a la ciencia en este proceso de ampliación de áreas marinas protegidas, y actuar de manera precautoria para detener el proceso de deterioro que sufren las especies marinas amenazadas y procurar las condiciones para su recuperación.  La ciencia es abundante.  Con la protección estricta de la Cordillera del Coco y sus montes submarinos, el país protegerá a sus especies marinas amenazadas, promoverá las condiciones para salvaguardar las pesquerías de atún y demostrará su liderazgo en materia ambiental.  ¡El momento de actuar es ahora!

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