Opinión

Kaizen: una forma de vida

Quisiera discernir con respecto al pensamiento de Roberto Antonio Zárate Sánchez en su artículo publicado en este semanario.

Quisiera discernir con respecto al pensamiento de Roberto Antonio Zárate Sánchez en su artículo publicado en este semanario. Desde el título, considero que las apreciaciones del escritor son extremas y omiten algunos detalles importantes sobre el tema.

Primero, la organización moderna, claro está, no es ni la de Taylor, ni la de Fayol, ni tampoco la de Ford (con todo lo bueno y malo de cada una). La organización moderna está fundamentada en el conocimiento, el aprendizaje y el uso de la tecnología, donde, aclaro, no existe nada escondido como lo menciona Zárate. Esta nueva forma de relacionarse es distuptiva y diferente, y es conocida como la era de la digitalización, la industria 4.0. En esta era distinta, ni mejor ni peor, la realidad virtual, la realidad aumentada, la nube, IoT, big data, las aplicaciones, las redes sociales y otros medios son componentes que desarrollan personas más informadas, donde las relaciones humanas (en el artículo de Zárate conocidas como formas de ejercer la autoridad) son innovadoras, cambiantes e inmediatas.

Tratando de seguir el hilo conductor del comentario en cuestión, no comparto dos afirmaciones: primero que el hombre moderno busque el éxito de manera neurótica –sí comparto que todos busquemos el éxito– y luego afirma que la autorrealizacion nunca llega, lo cual es cuestionable. Finalmente, en ese párrafo hace una relación entre la felicidad y el trabajo, relacionando las metas personales  con la misión de las empresas; en este sentido, no encuentro tal relación y, de existir como lo menciona, no veo dónde está el problema.

Seguidamente, realiza comentarios limitados y poco comprensivos sobre el coaching, dando a entender que como único fin busca la explotación de la persona, afirmación totalmente alejada del verdadero concepto de coaching.

Continúa hablando sobre Kaizen y, en este sentido, quiero primero comentar que la palabra proviene del japonés y está compuesta por dos vocablos: kai que significa cambio y zen que expresa para algo mejor; conocida comúnmente en el medio como mejoramiento continuo. El mejoramiento continuo, por su parte, no se limita al trabajo (tal como lo circunscribe); también es útil en el contexto personal, familiar o social, y parte del principio de que todo se puede mejorar para bien, puedo dar fe de esto.

Estoy convencido que, aunque la era de la digitalización y la industria 4.0 pueden tener oportunidades de mejoramiento (Kaizen), no es por mucho tan trágica y negativa como la ve Zárate; no considero que estemos encadenados.

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