La etimología de la palabra adolescente corresponde a “proceso de crecimiento” (no a carencia, como usualmente se cree). Aunque lo cierto es que en demasía de cuestiones las juventudes (no solo la adolescencia) sí que tenemos faltantes: desde quienes utilizan la tecnología para acercar a los lejanos, pero alejar a los cercanos, hasta quienes ni siquiera han podido tener acceso a los frutos de ese notable avance tecnológico que nos ofrece nuestra época.
Y por supuesto, respetable lector o lectora, ¿qué puede tener de interesante que un chiquillo de secundaria me cuente los problemas de otros chiquillos? Sin embargo, ya que le dio un rato de su tiempo a este humilde jovenzuelo con aires de pseudo-ensayista, entonces voy a aprovechar para exponerle algunos ámbitos en los cuales en el país adolecemos:
Política. – Cerca del 40% del padrón electoral está constituido por menores de 35 años, empero es el sector de mayor abstencionismo. Quienes solo sienten indiferencia serán castigados (del modo que ya Toynbee definió), pero para quienes sienten desconfianza y decepción, deben retomar el amor por la democracia y el deseo de un cambio (uno real, no como el propuesto en todo proceso electoral a lo largo del mundo, por el ominoso populismo).
Bien sé que las campañas basadas en odios, vituperios y denuestos, no ayudan a recobrar la fe (y que incluso horadan la visión de política como ciencia suprema), pero recordemos lo que dijo en su momento el gran filósofo español José Ortega y Gasset: “Jóvenes, haced política. Porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros. Y probablemente, contra vosotros”. Tenemos voz y pensamiento, merecen ser escuchados, ya Arturo Umberto Illia esgrimió por ello, ahora nos toca a nosotros.
Pedagogía. – Según la IV Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Población de Educación Secundaria del Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia: la edad promedio de inicio del fumado en los educandos se estableció para el año 2015 en 13,3 años y 13,5 para el consumo de bebidas alcohólicas. Esto constata los fallos al objetivo de la enseñanza secundaria sobre “preparar para la vida cívica y el ejercicio responsable de la libertad”, establecido en la Ley No 2160 (artículo 14, inciso d).
Además, respecto a la nutrición, se presenta una clara dicotomía: por un lado, altos indicadores de obesidad o sobrepeso infantiles (34%), por otro, comedores escolares con dificultades tan aciagas como notorias.
Desigualdad. – El progreso territorial y las ubérrimas posibilidades no se generan de la noche a la mañana, pero saber que -para el 2014- el 43% de los niños quienes habitaban en costas vivían en pobreza o que el suicidio es la tercera causa de muerte en adolescentes en Costa Rica y que la estadística la lidera Talamanca, es inaudito y solo deja en evidencia cuán lleno de sevicia puede estar el olvido.
¿Acaso no hemos entendido que no trata de sistemas? No trata de Keynes, ni de Friedman. Trata de garantías y libertades. Un niño merece que su imaginación florezca, no que su situación le arrebate su inocencia en la forma más torticera posible.
Sea porque la acción estatal no ha sido la correcta o porque nosotros mismos nos hemos centrado en buscar madurez donde no la hay y adultez donde no ha llegado. O bien porque nos ocupamos en viciar nuestros mejores años en apariencias (que son lo más efímero, como dijo una vez Boecio) y en valores plagados de superfluidad; la conclusión es una sola: la juventud nos encontramos en necesidad. Pero, jóvenes, no temamos al futuro, pues lo estamos construyendo a cada paso y que nunca se atrevan a subestimarnos ni tacharnos de estultos pues como una vez expuso el egregio novelista Georges Bernanos: “Cuando la juventud pierde entusiasmo, el mundo entero se estremece”.