En los últimos dos años hemos experimentado los embates producidos por la pandemia provocada por la COVID-19 en diferentes ámbitos de la sociedad, siendo el tema educativo uno de los más afectados por esta crisis sanitaria. El balance hasta hoy no ha sido nada positivo porque se dejó en evidencia que una importante cantidad de familias no contaba con los equipos ni la conectividad mínima requerida para que la población estudiantil de los centros educativos de nuestro país tuviera acceso equitativo a una educación mediada por tecnologías con acceso remoto. Se han publicado innumerables estudios e informes a nivel nacional e internacional sobre las consecuencias a futuro sobre las pocas oportunidades de acceso a conectividad que han experimentado las personas que viven en zonas alejadas del país, mismas que se han intensificado con las medidas económicas implementadas como producto de la pandemia, siendo una de las más dramáticas el desempleo, cierre de comercios y estancamiento de la producción.
Ante este panorama, ¿cuál es el papel que debemos jugar las instituciones de educación superior público-estatales? La respuesta a esta interrogante debe ser analizada desde diversas perspectivas y entendiendo que para una institución de educación superior como la Universidad de Costa Rica (UCR) son muchos los desafíos que se plantean, uno de los más importante que se debe atender es la permanencia del estudiantado en las aulas universitarias, es decir, que esta población logre finalizar el ciclo lectivo, así como la obtención de un título universitario. Por otro lado, el sector docente demandaba un acompañamiento intensivo para adaptar sus lecciones presenciales a un ambiente de aprendizaje totalmente digital y de forma remota. De manera inmediata y ágil, la UCR dio respuesta a cada uno de los retos y desafíos que iba imponiendo la crisis sanitaria por la COVID-19. Al cabo de dos años, estamos ante la gran disyuntiva sobre el regreso a la presencialidad, y se buscan las mejores alternativas que satisfagan las necesidades de la comunidad universitaria sin que ello perjudique la salud de la población estudiantil y del personal docente.
Cabe destacar que la UCR tiene una vocación humanista que procura en todos los ámbitos de su quehacer el bien común, pues asume con gran compromiso la solución a los problemas nacionales desde los 3 ejes sustantivos: la docencia, la investigación y la acción social. En este sentido, la Facultad de Educación, la Escuela de Formación Docente y el Departamento de Educación Secundaria por segunda vez lanzan el proyecto denominado Transición a la Vida Universitaria, iniciativa que se enmarca dentro de un proyecto de Acción Social cuyo propósito es introducir a la población estudiantil sobre los procesos de matrícula, gestión de becas, servicios de las bibliotecas en apoyo a los procesos académicos y de investigación, así como el reforzamiento de habilidades básicas para la comprensión lectora, el pensamiento crítico y capacidad de razonar de manera lógica sobre situaciones que se plantean en la vida cotidiana. Es importante que el estudiantado matricule los seis módulos que conforman este proyecto ,el cual provee al estudiante de una serie de herramientas pedagógicas y de estrategias didácticas que le ayudarán a reforzar los conocimientos necesarios para comprender la vida universitaria.
Los módulos están accesibles desde la plataforma virtual de la Vicerrectoría de Acción Social denominada UCR-Global https://transició[email protected], el estudiante estará acompañado y guiado por docentes y estudiantes de la Escuela de Formación Docente, equipo de trabajo con una gran experticia para lograr el objetivo de este proyecto. Esta iniciativa es abierta para el estudiantado que ha finalizado el ciclo de la educación diversificada de todos los centros educativos del país, sin costo alguno, es accesible para una potencial población estudiantil que aspira a un proyecto de vida que conduzca a la obtención de un título universitario. Este proyecto puede abrir una puerta hacia un futuro con mayores oportunidades. Es una iniciativa interinstitucional entre el Ministerio de Educación Pública, las vicerrectorías de Docencia, Acción Social y de Vida Estudiantil. Finalmente, la educación es un asunto de todos y todas, unamos nuestras mejores capacidades para contribuir a cerrar la brecha.
