Opinión

Jesús, ¿el Hijo de Dios (‘huios theoû’)?

El uso, por parte de Jesús, del título Hijo del Hombre con el que Él se autodenomina, sustituye al enojoso ‘yo’ en algunas circunstancias.

El uso, por parte de Jesús, del título Hijo del Hombre con el que Él se autodenomina, sustituye al enojoso ‘yo’ en algunas circunstancias. La teología del ‘Hijo del Hombre’ sería una creación cristiana que entiende la expresión como un título mesiánico retroproyectado y atribuido al Jesús de la historia. Más parece que Jesús se consideró a sí mismo un mero ser humano, que no era ni juez mesiánico ni que vendría al final de los tiempos a juzgar a todos sin distinción alguna.

Cuando se tradujo del arameo al griego “Hijo de hombre”, se agregaron dos artículos (el Hijo del hombre), esto llevó a pensar no en un ser humano, sino en uno con características especiales, convirtiendo la expresión en un título.

Esta desafortunada traducción al griego permitió que se relacionara la expresión con una figura misteriosa de “un como Hijo de hombre” del Libro de Daniel (7,13). Por supuesto, después de haberse extendido la creencia en la resurrección, se pasó a sostener que dicha expresión era un título confirmado en el libro de Daniel. Paralelamente, se tomó la famosa frase de Jesús –probablemente nunca pronunciada por él- “Mi reino no es de este mundo” (Jn 18, 36), como un indicador de ese reinado divino, pero espiritualizado, en franca contradicción con la idea del mesías judío. Esta lectura de la teología joánica persiste hasta hoy en día.

  1. van Iersel insiste en que la expresión “Hijo de Dios” en el evangelio de Marcos debe ser entendida como que “quizás simplemente Jesús es el rey mesiánico”, pero sin enmarcarlo en el “secreto mesiánico” (como lo hace J. Gnilka), dado que el secreto mesiánico en Marcos es que no hay tal secreto.

Respecto de la expresión ‘Hijo de Dios’ (‘huios theoû’), según la tradición veterotestamentaria, es un hecho que Israel es el pueblo elegido por la divinidad (A. Piñero) y, por tanto, está en estado de filiación respecto de ella. El pacto pasa más tarde a la casa real y, entonces, el rey pasa a primogénito, el mayor de ellos. De esta manera el rey pasa a ser el ‘hijo de Dios’. “Con el rey vendrá la salvación de Dios para todo el mundo. Del rey –hijo de Dios, y el Mesías- hijo de David hay un paso fácil a la filiación divina de Jesús, Mesías-Hijo de Dios”. Sin embargo, la expresión “hijo de Dios” no aparece en boca de Jesús como dicha de sí mismo, aunque el cristianismo primitivo haya convertido esta expresión en una fórmula de profesión de fe. Más bien, la expresión tiene su origen en el bautismo, predicación y en el credo (Hch 8,37; 9,20; 13,33; Rm 1,3s), y remite a la fundación de la comunidad y al acontecimiento pascual. Esto es, es una elaboración teológica posterior a Jesús.

La expresión “Hijo de Dios” sería una “metáfora de la teología cristiana”, según sostiene blandamente el teólogo español Juan José Tamayo (http://servicioskoinonia.org/relat/319.htm). “Aun cuando Jesús actúa con la autoridad de Dios (sic), es llamado Hijo amado y está cerca de Dios, no es Dios” (J.J. Tamayo).

 

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