Opinión

¿Hubo error humano en el origen de la pandemia?

Ni Pompeo, ni Trump, ni los científicos de Galveston, se percataron del peligro inherente a los informes de inspección entregados a la Casa Blanca, a Trump, a Pompeo, en el 2017.          

La hipocresía de Mike Pompeo no parece tener límites. Él, Donald Trump y otros altos funcionarios del Departamento de Estado (Ministerio de RREE) que él dirige, así como la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, conocen desde hace unos años que en Galveston, Texas (pese a la oposición de sus habitantes) se había construido y estaba en operación,  un peligrosísimo centro de investigación sobre patógenos, que incluso pudieren ser usados en guerras con armas biológicas, por ciertos “enemigos”. Se trata del laboratorio de “alta contención” más grande del mundo.

Pues, para sorpresa de algunos lectores, autoridades chinas y estadounidenses se pusieron fácilmente de acuerdo, para que con la vital ayuda de algunos de  los 300 funcionarios de Galveston, se construyese y pusiese en ejecución en Wuhan, China, un laboratorio homólogo al texano. Sendas academias de ciencia de las dos naciones, suscribieron acuerdos para los fines de esos centros de investigación, que para el momento de inicios de la actual pandemia, estaban en plena ejecución. Tan cercana es la relación, que científicos acreditados por Trump y Pompeo, tenían todas las libertades requeridas para conocer sobre las investigaciones llevadas a cabo en Wuhan, y las condiciones en que estaban trabajando los investigadores estadounidenses y chinos en ese centro de investigación, donde el intercambio científico entre sendos laboratorios, como es usual, habría de ser significativo.

Entre ellos pues, para proyectos de investigación tan delicados, no cabían secretos. Así, por lo menos en dos informes de inspección del 2017 (“oportunamente” hechos públicos ahora por Pompeo) se reseña dos cosas sensibles que deberían de haber encendido “luces de alarma”. Por un lado que las normas de seguridad requerían ser revisadas, y  por otro, que se ¡Estaba investigando sobre coronavirus en murciélagos! Pese a análisis del Banco Mundial y la CIA, emitidos más de una década atrás, advirtiendo sobre las consecuencias económicas y sociales de una pandemia más fuerte que las vividas años antes, ni Pompeo, ni Trump, ni los científicos de Galveston, se percataron del peligro inherente a los informes de inspección entregados a la Casa Blanca, a Trump, a Pompeo, en el 2017.

Aclaramos que no estamos especulando sobre el origen del nuevo coronavirus que tanto daño está provocando alrededor del planeta. ¡No! Lo que pretendemos es valorar las declaraciones recientes de Trump y Pompeo, donde lanzan veladas acusaciones contra científicos chinos, haciéndolos responsables de la aparición del nuevo coronavirus. Acusación que oculta lo aquí resumido y que permite inferir que de haberse producido un “error humano” que hubiese propiciado el paso del SARS-Cov-2 al Homo sapiens, la responsabilidad de ese error es inobjetablemente compartida entre las autoridades chinas y norteamericanas.

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