Opinión

Homenaje a Erlinda Quesada lideresa comunitaria del Caribe

«Hay mujeres que luchan un día y son buenas. Hay otras que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenas. Pero los hay que luchan toda la vida: esas son las imprescindibles» (retocado de Bertolt Brecht).

El pasado 24 de junio, realizamos desde el Programa Kioscos Socioambientales para la Organización Comunitaria de la UCR, un homenaje a la lideresa comunitaria Erlinda Quesada en el marco del curso de Ecología Política Feminista, el cual fue impartido por Diana Ojeda, quien es economista, geógrafa y docente en la Universidad de Los Andes en Colombia.

Este curso, fue organizado por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), en conjunto con el proyecto “Conflictividad socio ambiental e impactos de las piñeras en la zona norte” (EC-495) inscrito en el Centro de Investigaciones Antropológicas (CIAN) y el proyecto “Geografía y Diálogo de Saberes” (ED-3526) inscrito en la Escuela de Geografía, ambos del Programa Kioscos Socioambientales de la Vicerrectoría de Acción Social. El mismo, tuvo dos espacios principales, uno teórico y conceptual impartido por Ojeda el jueves 23 de junio, y uno práctico en el que se realizó una gira a África de Guácimo el viernes 24 de junio.

África de Guácimo es una comunidad ubicada a un kilómetro del centro de cantón, dirección hacia Limón, que tiene el nombre del continente del cual procedían los antepasados de los primeros habitantes del pueblo. Nació con la construcción del ferrocarril al Caribe y el surgimiento del cultivo de banano.

La gira, fue facilitada por Erlinda Quesada, fundadora de la Asociación de Mujeres Unidas de África (AMUDA) y del Frente Nacional de Sectores Afectados por la Producción Piñera (FRENASAP), organizaciones que se han enfrentado a conflictos socioambientales, donde ha destacado el trabajo realizado y las luchas que han llevado a cabo.

El liderazgo de Erlinda la llevó en dos ocasiones a ser regidora Municipal y a encabezar las principales luchas por la defender los bienes naturales comunales, en especial el agua en la parte alta o zona de mayor recarga acuífera del cantón. Esto incluyó la defensa del río Parismina que hoy está libre de una represa privada que iba a afectar el turismo, la agricultura y la ecología.

Desde hace décadas Erlinda ha luchado no solo por los derechos de su comunidad si no por todo el cantón, provincia, país y planeta. Su lucha ha sido por la defensa de los derechos de las mujeres del campo, por una pastoral de la iglesia católica que atendiera los derechos de las mujeres, por mejorar las condiciones en las plantaciones de banano y piña, por la defensa del agua, de las comunidades y sus bienes.

Como lo compartía Erlinda en la gira, este grupo de mujeres de África, con mucho esfuerzo, compraron un terreno y gestionaron la Finca Educativa AMUDA, que es un proyecto de conservación y turismo comunitario. Para este grupo fundado en 1997 todo ha sido una lucha, como se atestigua actualmente en su finca que tiene un sendero de un kilómetro por un frondoso bosque, el cual, cuando se compró era un potrero. Para esto, tuvieron que pagar mes a mes a punta de rifas o ventas de comidas. Hoy es el pulmón de la comunidad.

La casa de Erlinda está en un alto a la orilla de la ruta 32 en la entrada de África, siendo una especie de sede interuniversitaria-comunitaria, aquí ha dado clases de historia ecológica de la organización comunitaria, de las luchas por los derechos de las mujeres, por los derechos comunitarios a un ambiente sano y del agua como un derecho humano.

Es por ello que en el marco del curso de Ecología Política Feminista y en el salón comunal de la comunidad entregamos un título que menciona “recocemos su incansable y destacada lucha por la salud ambiental de las comunidades caribeñas y su papel de educadora popular de cientos de estudiantes a través de tantos años”.

 

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