Opinión

Historia del mueble colonial de Costa Rica

La historia del mueble de Costa Rica comienza desde antes de la llegada de los españoles al país.

La historia del mueble de Costa Rica comienza desde antes de la llegada de los españoles al país. Solo que se ha identificado el mobiliario con el concepto único europeo, dejando de lado en esa materia los productos culturales de los grupos originarios (precolombinos), lo que ha llevado a menospreciar y borrar las soluciones prácticas y decorativas de sus necesidades, cómo las resolvieron y qué tipo de materiales y herramientas utilizaron, dentro del contexto de su grado de civilización interrumpida, precisamente por la llegada del invasor, destructor, conquistador y colonizador foráneo.

Lo colonial. La necesidad de un artículo para uso cotidiano, tanto en lo doméstico, lo comercial y lo institucional, comienza en Costa Rica formalmente a partir del año 1564, cuando Cartago se fundó, convirtiéndose en el único ayuntamiento, “ciudad” y capital de la Gobernación española. Ese asentamiento definitivo marcó la pauta para la fabricación local de productos indispensables en aquella incipiente urbe.

Si se parte de una observación básica acerca del mueble, de una u otra forma que se materialice, acompaña dondequiera que se va, así sea en el ejercicio del poder, trabajo, militar, religioso, en la casa, guardar cosas, comer, dormir, descansar. El mueble es un ser social inanimado de naturaleza cultural, que refleja momentos de la historia humana, al evidenciar rasgos de carácter personal y colectivo, así como estadios de relaciones humanas y civilización.

El diseño, producción y uso del mueble colonial de Costa Rica, aunque limitado y de poca riqueza conceptual, por su nota decorativa y especialmente por su sobriedad y volumen, es interesantísimo por la historia social, política, económica, espiritual y del desarrollo local que cuenta de sus habitantes, periodo completo que se puede circunscribir de septiembre de 1502, cuando Colón llega a la costa caribeña de Costa Rica, hasta el 29 de octubre de 1821, cuando el país declara, firma y celebra su independencia absoluta de España.

Diseño y producción. El mueble colonial de Costa Rica tiene en su origen, propio de colonia y provincia de España, una división y subdivisiones de clase, regidas por el poder político, económico y militar de sus habitantes principales o “ricos”, ligados a los medios de producción y explotación que ejercían sobre los aborígenes, esclavos, mestizos y las personas del pueblo como tal. Era el privilegio de la casta que representaba el poder de España, luego el que se generó por ellos mismos, lejos de la metrópoli. España allá, quién aquí.

Sin embargo, hay que señalar que el aislamiento y represión económica y abandono comercial calculado en su beneficio, de los centros de poder coloniales inmediatos respecto a Costa Rica, como el que ejercían México, Guatemala y Nicaragua, limitaron en la producción local del mobiliario toda actividad suntuaria, pues a pesar de que había riqueza concentrada en unas cuantas familias de gran solvencia económica, estaban circunscritos a una vida de pequeños grupos de poder, con capitales pasivos aunque en aumento, y actividades sociales limitadas. No hubo casas de arquitectura monumental, ni edificios públicos, ni ningún tipo de infraestructura, o algo digno de mencionar que los surtiera de comodidad y belleza. No hubo, no quedó nada.

En la producción y el intercambio de bienes muebles, el contexto histórico y material, lo externo y lo interno de la provincia –relegada a un lugar insignificante, fue de un estilo importado de España, simplificado localmente para atender las necesidades de la población, según la clase social y los medios económicos de cada uno, condicionando específicamente cada mueble a un sistema de producción unitario, con un resultado formal y técnico conservador y mayormente rústico, salvo aquellas distinciones decorativas que el carpintero (mueblero) y el tallador hacían por pedido de quien lo encargaba y pagaba.

En el mueble colonial de Costa Rica, cabe preguntarse, qué material y por qué se usó, qué detalles propios incorpora, puesto que tiene matices que lo identifican con sus gentes.

Pero en un mercado donde la población era relativamente poca, y de recursos económicos estrechos, aunque vivaz, donde los privilegiados con aspiraciones de clase mayor gustaban de mostrar sus pertenencias, el mueble representa una forma de pensar y de ser, una idiosincrasia compartida y una calidad de vida diferida.

¿Cuál es la mentalidad interior de ese pueblo que llega hasta el presente?

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