Opinión

Historia de la cápsula espacial del tiempo

Según se vea la página del tratado inconcluso de O.REM, referente a la Creación como un orden cósmico de materia

Según se vea la página del tratado inconcluso de O.REM, referente a la Creación como un orden cósmico de materia, energía y transubstanciación (cambiar una cosa en otra y por otra, como hizo Jesús al cambiar agua en vino), todo tiene una explicación y la ciencia en sus múltiples disciplinas plantea preguntas, replantea y vuelve a plantar nuevos replanteamientos, porque esa es la esencia indagadora del ser humano, una especie viva con inteligencia en desarrollo propio, cuyos polos son imaginarios entre la divinidad y la evolución de la “prima cosa”, el destello transitorio que da ilusión entre el objeto que suponemos es real y la imagen del objeto que obtenemos.

Sin embargo, se debe tener presente que el ser humano trabaja en su plano de vida con una materia inmediata desde la que investiga y dirime sus interrogantes, con el método científico y la racionalidad de la ciencia dura. La especulación no es cuento de “comadrejas” y sus intrigas destructoras, sino retos para el avance del conocimiento, vista la ciencia y la tecnología como instrumentos del saber.

Al ser humano se le hizo indispensable mirar los astros en el firmamento, como cuando uno va a la ciudad blanca, Liberia (Guanacaste CR) en una noche de verano estrellada, ya en estado de sublimación poética parpadean sutilmente las bombas atómicas que son las estrellas y la colisión de las galaxias, o el estallido de una muerte violenta como las supernovas, feroces, con huecos negros que nos cambian la noción del tiempo interestelar. Poesía del universo inmediatamente visible, materia de profunda examinación para el científico del espacio.

Desde el punto ígneo de la Creación, fueron miles de millones de universos, cada uno con un sistema de recreación y transmutación, hijos todos de la dinámica que muestra el movimiento perpetuo de todo y toda señal visible al ojo humano. Nada está quieto, aun el reposo es movimiento con otro estado vibratorio. Eran y siguen siendo cápsulas del tiempo que se expanden y contraen, con su estado de forja que construye y se autodestruye, ¿por qué?, ¿para qué? Ese es el enigma que los seres humanos tratan de resolver desde que se atrevieron a levantar la mirada y el cerebro inició una fase distinta de preguntas hacia estadios de evolución superior.

La cápsula como concepto básico es un recipiente generalmente cerrado, que se diseña y construye con un propósito determinado de antemano. Se usa para que guarde algo, lo proteja y tenga un seguro de garantía, pero en el sentido de los poliuniversos, no hay nada que permanezca inmutable y eterno, las cápsulas se abren y cierran, cumplen su función y se vuelven a reconstruir, provocando tiempos y espacios simultáneos al infinito.

De ahí que no hay un solo tiempo, ni en el universo inmediato, ni en los que ya no existen, son nada más la ilusión de la energía que nos llega con billones de años luz de retraso, mucho menos de los nuevos o de los que existen pero no tenemos noción exacta dónde ubicar su carta de ruta astronómica.

Es el escrutinio de los seres humanos, el viaje desde que comenzó el tiempo mayor y la infinidad de tiempos diferidos donde nos involucramos en el macro y micro de la Creación, como una gota que se nos escapa de las manos, a veces por medio de la evaporación, pero que vuelve a nuestras manos, como un acto de ilusionismo que tiene realidad en nuestra evolución actual.

La cápsula del tiempo encierra el espacio múltiple sin tenerlo prisionero, circulan mancomunados con independencia de acción, aunque si partimos del principio de que son caras de la misma moneda, el campo estaría unificado entre tiempo y espacio.

En la cápsula del tiempo y el espacio por donde viaja y se presenta con diferentes rostros, lo que se encapsula es para sacarlo en algún momento. ¿Con qué propósito se guardó ese algo tan particular y esencial? Un fabricante astuto, un contenido limitado, un espacio para la inteligencia en el rompecabezas que tratamos de armas para obtener la imagen y el destino final de la Humanidad.

¿Quién escapa del tiempo?

Suscríbase al boletín

Ir al contenido