Opinión

Grafiti móvil

Móvil, como su palabra lo postula, se mueve, no está en un lugar fijo, no se amarra a un poste único

Móvil, como su palabra lo postula, se mueve, no está en un lugar fijo, no se amarra a un poste único y se queda ahí para la eternidad. No es un motor inmóvil, sino uno que da invención y máquina encendida para generar actividad. ¿Qué actividad? Ese es el punto.

El grafiti, como expresión social de personas que están en conflicto con su época, es un medio de comunicación cuyo origen se remonta a palabras, frases, signos y construcciones simbólicas de imagen, por medio de lo cual, se hace visible y encara el mundo cotidiano de la urbe, la ciudad y la civilización de su tiempo.

El grafiti móvil es el guerrillero anónimo, no pertenece a ningún grupo en especial, pues cualquier persona lo puede usar cuando quiera y donde quiera, con el asunto y síntesis de su antojo. Pero es directo, algunas veces poético si se quiere. La causa que promueve es la de los sin causa, la de los que cargan y desfogan todas las causas habidas y por haber frente a la injusticia y la pésima administración del orden de la sociedad. Se revelan como una fuerza subjetiva que no quiere tomar el poder por medios políticos, sino que se rebelan con rabia y hasta violencia impresa contra todos aquellos valores establecidos por la sociedad donde respiran, como el miasma de observatorio civil que todo lo escruta y tira a la luz pública.

Por eso son un grupo que no es grupo, sino individuos que forman un grupo y grupos como células sociales diversas y dispersas en el anonimato y la insolencia, desperdigados, a los que no les importa desordenar el orden, ensuciar la limpieza y casta hipocresía de los ciudadanos, instituciones, empresas, lo que se les ponga al paso y mira. Esas personas, entes o mandos de control, como si fueran robots dentro de los procesos de dominación cultural, ensortijados en sus cartas cotidianas de supervivencia y enajenación, obediencia y mansa servidumbre son también blanco de sus ataques, precisamente por no hacer nada por el ideal de cambiar el mundo para establecer algo mejor.

El grafiti, es decir, la persona sin rostro que lo lleva a cabo, es una mancha de conciencia en el orden moral, material y civilizador de códigos aceptados y practicados por las generaciones que conviven en una época determinada, son el libre deambular del pensamiento que es congruente con su acción de desobediencia civil y política, anarquista por su falta de sistema racional, ordenador y pretencioso de beneficios económicos y de poder, pero libertario y héroe de sí mismo, que pone en jaque a la propiedad material e intelectual de una sociedad que se siente satisfecha de sí misma, aunque sepa que es creación de falsos espejos siempre en movimiento.

A pesar de ser un fenómeno esencialmente urbano, de la ciudad, escasamente se da en el ámbito rural, precisamente porque todo es más sencillo, hay más cercanía y conocimiento entre los habitantes y miembros comunitarios. Pero se da.

Entonces, ¿por qué grafiti en movimiento? Por el medio que se usa, fijo y a la vez en movimiento, no en una pared o superficie dura, sino como el que se impregna e imprime en una moneda billete, que se va de mano en mano hasta que lo retiran de la circulación oficial; o en una pancarta efímera que se mueve hasta que se diluye; en las camisetas de uso cotidiano o de uso especial donde se estaciona por un momento en el cuerpo que la usa y se va con el cuerpo a su guardería y reposo; el mueble que siente la raya de una mano veloz que ha impreso en su piel; el libro que recibe un ataque a quemarropa con una dedicatoria insolente no esperada; en el cuaderno que se desplaza de clase en clase entre una mano dueña y otra que lo escruta; mensajes anónimos; cartas que dan testimonio de insatisfacción; objetos que aúllan con el ataque del grafitero y no les queda más que aguantar la legítima aspiración de los sin nombre, activos y pensantes seres humanos que no saben lo que quieren, pero sí saben clavar el punto del más indómito desplante y retador juego que muestra lo inacabado de la sociedad.

En este asunto de los grafitis hay mucho por explorarnos.

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