Opinión

Cómo hacer gestión de la salud ambiental en un contexto de monocultivo: el caso de la expansión piñera

En Costa Rica, la expansión piñera ha repuntado. Lo que se sembraba hace 30 años se ha casi triplicado en zonas como San Carlos, Siquirres

En Costa Rica, la expansión piñera ha repuntado. Lo que se sembraba hace 30 años se ha casi triplicado en zonas como San Carlos, Siquirres y Buenos Aires. Sitios donde pensar en sistemas agroforestales sostenibles es ahora, inimaginable.
La siembra de piña ha ido sustituyendo a otros productos agrícolas que antes se sembraban con frecuencia en las zonas rurales; los cuales eran utilizados como fuente de autoabastecimiento.
La promesa eterna. Muchas de estas empresas han llegado con promesas de trabajo y desarrollo para las comunidades, para así endulzar a las personas, pero lo único que traen es aislamiento entre tanta piña y al final dejan desolación.
Salarios más bajos del mínimo establecido por ley, ausencia de garantías laborales, inaccesibilidad al sistema de salud, y demás, son problemáticas día a día en las piñeras, no solo para los nacionales, sino también para los miles de migrantes que vienen a buscar una mejor vida en nuestro país.
Algunos argumentarían que el crecimiento de las exportaciones implica que los trabajadores (peones, operarios, y demás puestos de bajo rango) estén recibiendo salarios dignos, que alcancen por lo menos la base establecida. Pero, es de ilusos pensar esto, en el contexto de la piñera, esta situación no es consecuente.
Para cultivar piña se han talado bosques primarios y secundarios, lo cual produce que haya una baja diversidad genética en las zonas afectadas. Para mejorar el rendimiento del suelo y la calidad de la piña, se ha optado por utilizar “combos” de plaguicidas, las aplicaciones terrestres son las más relacionadas con la contaminación del suelo y, por ende, de algunos cursos de agua y mantos acuíferos. El inadecuado manejo de los desechos producidos por la piña ha provocado la proliferación de la mosca de la fruta, que también afecta a las personas.
Gestionar Salud Ambiental. Para la disciplina de Salud Ambiental, la prioridad es la salud poblacional, por tanto, ese es el foco de la gestión. De ello se derivan dos vertientes a contemplar; la salud laboral (trabajadores de la piñera y extrabajadores de la misma) y la salud comunitaria (la poblacion general inmersa y aledaña en la actividad piñera).
Nacional e internacionalmente, estudios afirman que hay enfermedades relacionadas con la exposición al uso intensivo y prolongado de plaguicidas, así como las provocadas por contactos cortos pero en altas dosis (Intoxicaciones crónicas, agudas y subagudas).
Las y los trabajadores son los más afectados: la falta de uso de equipo de protección, las jornadas laborales largas y sin descanso, e incluso, el acceso a alimentación puede contribuir a que las defensas sean bajas y, por ende, haya mayor susceptibilidad a sufrir alguna enfermedad o a intoxicarse.
Bajo la misma línea, aunque se sepa que algo está sucediendo con la salud de las personas, hay un alto nivel subregistro de intoxicaciones en los centros de salud, por lo cual esta situación es como si no sucediera para las autoridades en este campo, porque a la luz de la ausencia de datos, realmente no se puede vincular un signo o síntoma con un contaminante ambiental.
Por tanto, en ello se plantean ciertos lineamientos para la gestión de la salud ambiental, que pueden ser menos técnicos pero sin desmerecer los análisis de contaminantes en agua, estudios epidemiologicos o el costo económico de las enfermedades asociadas a dicha actividad; como complemento a esto, también estamos en la capacidad y obligación de fortalercer la organización comunitaria, trabajar con las piñeras considerando que también forman parte de las comunidades donde se instalan, hacer un mapeo histórico de salud-ambiente que permita construir una cronología comunitaria de estos dos aspectos y promover la búsqueda de alternativas para la autogestión de la salud.

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