El 25 de julio de 2016 el periódico La Nación publica una nota titulada de la siguiente manera: Costa Rica dará visa humanitaria a 200 refugiados de Honduras, Guatemala y El Salvador; en la parte inferior se observa comentarios que dicen así: “Seguimos “importando” escoria de otros paises. Que tendrán nuestro estupidos politicos que solo caca traen al pais!!” (sic), “Mas mareros para Costa Rica” (sic) o “Que son 200 mas con el millon y medio de nicas entre otros que tenemos? Los politicos creen que esto es Suecia, Noruega, Suiza cuando en realidad hace falta tanta cosa en este pais.”(sic).
Comúnmente, cuando se trata el tema de los extranjeros en el país, una parte de la población tiene un criterio o un pensar negativo. Generando así un rechazo a los visitantes del país y este rechazo muchas se torna a violencia. Pero lo que no saben estas personas, es que muchos de estos extranjeros vienen a Costa Rica huyendo de la violencia que sufren en su país y no porque necesitan dinero o vengan a delinquir. Estas personas vienen a Costa Rica en búsqueda de protección, porque su vida corre peligro en su país de origen, a estas personas se les denomina refugiados.
Costa Rica es adherente a la Convención sobre el Estatuto de Refugiados de 1951 y su protocolo. En dicha Convención define a la persona refugiada como:
Debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él.
Las personas refugiadas a diferencia de las personas que migran por otras razones, lo hacen únicamente para salvar su vida. Porque en su país de origen, su vida corre peligro y no existe ninguna protección ahí. Existe amenazas contra sus derechos fundamentales y tienen fundados temores, por ejemplo: el sometimiento a tortura.
Un claro ejemplo son los jóvenes de El Salvador, a ellos les hacen ofrecimientos para que se unan a los grupos de pandillas, llamadas “maras”. Si se niegan a pertenecer a la “mara”, son amenazados a muerte o los reclutan bajo amenaza de matar a sus familiares. El problema también radica en que dichos grupos tienen un posicionamiento muy fuerte en todo el territorio salvadoreño, que aun cuando se quieran desplazar a otro lugar dentro del mismo país, dichas pandillas tiene conocimiento de ellos y los continúan amenazando a tal punto de poder perder su vida. Por lo que deciden abandonar su país y salir huyendo.
Otro ejemplo es el de Colombia, a los comerciantes los obligan a pagar la “vacuna” o el impuesto de guerra. Los sujetos llegan armados a los comercios y les indican a los dueños o sus dependientes que tienen que colaborar con un monto de dinero mensualmente o por lapsos que ellos determinan, y si no lo hacen sus comercios son dañados y sus vidas amenazadas.
Todos estos casos son una pequeña muestra de que las personas extranjeras que llegan a Costa Rica no vienen únicamente porque gustan venir o porque vienen a delinquir o vienen a mejorar su calidad de vida. Muchos realmente no tiene a dónde ir, y por la cercanía con su país fue la única opción donde llegar. Vienen porque su vida realmente corre peligro y no pueden regresar a su país de origen.
Por eso, hay que saber ser solidarios y darles una oportunidad a estas personas para que puedan rehacer su vida. También se debe insistir en una educación, concientización y sensibilización desde los círculos sociales bases acerca de temas migratorios; para así poder erradicar la generalización dañina, el rechazo y la indiferencia con las personas migrantes y refugiadas.