El trabajo para las personas hace algunos años significaba tener recursos económicos para subsanar necesidades básicas; sin embargo, tal labor no era apreciada como una forma de desarrollo personal y profesional.
Además, las personas gerentes o jefas tenían la misma concepción y le agregaban el factor de que las personas trabajadoras debían ser productivas a como diera lugar, puesto que para eso se les pagaba.
¿Qué sucede actualmente con las condiciones de trabajo?, pues lo mencionado anteriormente en evidencia no funcionó porque ¿quién es productivo como una máquina?, nadie, porque las personas no está programadas para trabajar automáticamente sin tener necesidades. Fue muy ingenuo pensar que así iba a funcionar a través del tiempo, porque hay necesidades más allá de las económicas, la sociedad está en constante cambio y las personas son diversas, en consecuencia, sus necesidades varían.
Uno de los factores más importantes por los cuales las organizaciones no implementan estrategias para mejorar la calidad de vida laboral es que no dimensionan la importancia que esto tiene y los beneficios laborales que se pueden obtener a largo plazo con el compromiso de las personas trabajadoras en los proyectos y en las organizaciones.
Por este motivo, es indispensable que las instituciones reguladoras de las condiciones de trabajo de cada país –en el caso de Costa Rica el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en sus oficinas más cercanas, articulen gestiones de capacitación en las organizaciones para la reflexión de la relevancia de implementar tácticas de mejora en la calidad de vida laboral. Es preciso que el proceso de concientización de las organizaciones se pueda traducir, no solo en los beneficios que tendrán las organizaciones, sino que también señale la importancia que tiene este tema en el desarrollo social y económico de los países pertenecientes a la OIT, en concordancia con los asuntos que atiende la Organización de las Naciones Unidas (ONU): el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos.
Por otro lado, las organizaciones deben realizar grandes esfuerzos para que la calidad de vida de las personas trabajadoras sea integral, saludable y plena; en donde la misma se componga de salud ocupacional; estrategias de gestión y desarrollo de Recursos Humanos para la mejora del clima organizacional; atención psicológica como una herramienta indispensable para la salud mental; actividades alternativas para la promoción de la salud, como el ejercicio y las actividades de esparcimiento social; la flexibilidad en el cumplimiento de los objetivos para eliminar horarios de trabajo innecesarios; la comunicación asertiva y empática por parte de las personas lideresas para entender situaciones personales de trabajadores y trabajadoras; apoyo en iniciativas de responsabilidad social que tienen las personas trabajadoras; así como la realización de campañas preventivas para abordar problemáticas como la ansiedad, la depresión y el suicidio.
Finalmente, ya las organizaciones no se pueden negar a los cambios en una sociedad rápida, demandante y tecnológica, lo único que pueden hacer es anticiparse a ellos, pensar creativamente, involucrar a las personas trabajadoras en la evolución de las organizaciones y mantenerse en constante actualización sobre las áreas y temáticas que las afectan.
“El cambio es sólo otra palabra para decir crecimiento, otro sinónimo de aprendizaje” Charles Handy
