Opinión

El Estado democrático y social de derecho en crisis

Este comentario de la novela, escrita por el Dr. Alex Solís Fallas, titulada Yo Soy la Autoridad Política Superior

Este comentario de la novela, escrita por el Dr. Alex Solís Fallas, titulada Yo Soy la Autoridad Política Superior, tiene como objetivo analizar el drama que viven las democracias latinoamericanas, sea, el estado democrático y social de derecho.

En ella, cada personaje representa alguna de las situaciones que vivimos en la actualidad. Tenemos por un lado a un Antonio, hombre idealista y soñador, amante de su país, de las instituciones democráticas y de su familia.

Por el otro, la figura de Salvador Áureo (la autoridad política superior), que representa la perversión del poder y la clase política con todas sus virtudes y defectos.

Este personaje, Salvador Áureo, se acompaña de la traición, representada por Fabiola Bustos, sus diputados serviles y los medios de comunicación, que hoy, manejan un poder que es solo atribuible al Poder Judicial y que se valen del fenómeno “opinión pública”, con la trágica paradoja del resultado, que es la descomposición psicosocial.

Se dramatiza también, una enfermedad de tipo psicológico: el narcicismo, la que padecen estos personajes de la política sucia con sus consecuentes efectos en la sociedad.

Antonio, fiel representante de la figura del ciudadano honesto y trabajador, se ve envuelto en una trama de persecución por parte de Salvador Áureo, únicamente porque no se somete a su autoridad, quien, mediante un manejo perverso y corrupto de su posición trata de lograr que todo ciudadano del Estado o al menos, el que a él le interese, representado en nuestro caso por Antonio, se someta a sus mandatos.

Antonio se rebela y esto le trae como consecuencia la destitución de su cargo de Cuestor General de la República.

Lo interesante de la figura de Antonio, es que a pesar de la injusta persecución que vivió, es el único personaje de la novela, que está claro, no así, el resto de los personajes, que terminan siempre serviles y sometidos a Salvador Áureo, quien por medio de su red de informantes y todos sus hilos y conexiones, logra manejarlos a su antojo y estos, a su vez obedecen sin ningún cuestionamiento.

Quedan idiotizados y manipulados de por vida.

He aquí que topamos, con un dilema, sobre el concepto ideal de democracia: el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo… y donde pareciera, que este valor se ve nublado, dando lugar al gobierno de los poderosos y los sometidos, en el que se ha perdido el estatus de ciudadano.

A pesar de ello, la figura de Antonio se presenta como una figura esperanzadora… es precisamente, este personaje, el que nos comunica, que no todo, está perdido… que queda gente recta y consciente, dispuesta a luchar por los valores e ideales intrínsecos a un estado social y democrático de derecho.

También topamos con la crisis que sufre hoy el Poder Judicial, que es representado, en ocasiones, por algunos medios de comunicación, ligados a los ahora tan comunes juicios mediáticos.

Algunos medios de comunicación publican la noticia, enjuician y condenan, quien caiga en las redes de las malas o buenas intenciones de estos medios, sufre las consecuencias irreparables de esta condena.

Si la condena es negativa, será, la mancha en el honor de la persona; y precisamente, es aquí donde nos enfrentamos al fenómeno de lo que llamamos “opinión pública”, pues esta será la que legitime el sistema. Se crea una trama entre el manejo del poder, la lucha por el poder y todo lo que desencadena esta pugna: traiciones, lealtades, deudas de favores, de quienes están a su servicio.

La manipulación es la máxima. Estrategias militares que son aplicadas por los poderosos a los ciudadanos, ejemplificando, estos, a la figura de Maquiavelo, con su tesis:

“El fin justifica los medios”; sin importar los medios a los cuales se eche mano, lo importante es lograr el objetivo: “el control político”, y como resultado, el aumento de la complejidad de la sociedad.

Lo interesante de esta novela es que la opinión pública, a pesar de la satanización que hacen los medios de la figura de Antonio, favorece a Antonio, le dan ánimo y valor, para enfrentar un juicio y una condena en la cual no participa, en ningún momento el Poder Judicial.

Al final de la novela, en el que Antonio es condenado, aunque dramático, nos enseña, que existe lo que llamamos “la razón humana”.

El ser humano puede ser manipulado, pero llega un momento en el que toma consciencia y logra enfrentarse al sistema a pesar de los castigos que este ha creado.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido