Trump y Clinton, son dos caras de la misma moneda del imperialismo yanki, rapaz y explotador, enmarcadas en el juego del bipartidismo, en el que se divide para mejor engañar al electorado, en un Partido Demócrata (supuestamente más “progre”) y un Partido Republicano (supuestamente más conservador), para asegurarse el negocio electoral, el monopolio compartido del poder y la definición por parte de una oligarquía de las políticas públicas (que por igual financia ambos partidos, como si se tratara de comprar acciones en la Bolsa).
Pero no hay que dejar de notar que Trump refleja rasgos semifascistas, claramente xenofóbicos. Eso no significa embellecer y llamar a votar por el “socialista” disfrazado de Bernie Sanders (que pronto dará su apoyo a Clinton) y que como senador aprobó el presupuesto militar para todas las guerras de rapiña que pudo, además de ser fiel aliado del Estado nazi-sionista de Israel. Ayer Obama, hoy Bernie son distractores, actores de marketing, prefabricados por el propio régimen imperial, que como dice el refrán popular: “más sabe por viejo que por diablo”.
No obstante, ante los brotes semifascistas o directamente fascistas en el corazón del imperialismo mundial, debemos estar muy alertas y tener una política de la más amplia unidad de acción antifascista. Pues como decía Buenaventura Durruti, el gran dirigente anarquista de izquierda en la guerra civil española: “con el fascismo no se discute, se le destruye”.
En cuanto al fenómeno Bernie Sanders, muchos se fijan tan solo en la mera apariencia discursiva, los mismos que ayer se hacían ilusiones con el primer presidente negro de los EE.UU. (en cuya administración en lugar de reducirse la discriminación racial, cada día son más los negros asesinados a mansalva por la policía racista). Por ello, hay que distinguir entre el fenómeno, objetivo y progresivo, de una franja de las masas, que empiezan a mirar otras opciones distintas a la dictadura neoliberal que impera desde hace casi cuatro décadas, y por otro lado, el tinglado político que se erige desde el statu quo para controlar y desviar ese impulso de ese sector de las masas. Bernie Sandres tiene un programa neokeynessiano a la usanza del New Deal de Roosevelt, es necesario aclarar a las personas trabajadoras y al pueblo, cuál es el programa real de Bernie Sanders, cuáles son sus aliados, y cuál facción del Partido Demócrata imperialista representa. Esto es hablar claro, en términos de sociología política marxista, y no andar prendiendo velas, como furgón de cola de cuanto burgués se disfrace de progresista y “socialista” por conveniencia, ante la crisis del catecismo neoliberal y la creciente agudización de las tensiones políticas y sociales en todo el mundo. Tal como afirmara León Trotsky: “Exponer a los oprimidos la verdad sobre la situación, es abrirles el camino de su propia revolución