Opinión

Elecciones 2022: La Cruzada Neopentecostal por el Reino de Dios en la tierra 

“Despierta estamos en guerra, tenemos que retomar América Latina a través de intercesión estratégica. Tenemos que  retomarla y ponerla a los pies de Cristo. Aleluya”.  Apóstol Rony Chaves

Se acercan las elecciones presidenciales 2022 en las que Costa Rica se convertirá en territorio de disputa electoral para 25 candidaturas. En la presente carrera presidencial se encuentran dos partidos de corte político-religioso neopentecostal: Restauración Nacional y Nueva República. El primero en la figura de Eduardo Cruickshank Smith y el otro, en el ya conocido salmista Fabricio Alvarado Muñoz.

El  shock religioso y “repentino” surgimiento que tuvo en 2018 un partido político de corte neopentecostal (Restauración Nacional) invitó a cuestionarse: ¿por qué los neopentecostales incursionan en política?

El fenómeno religioso neopentecostal, liderado trasnacionalmente por telepredicadores, apóstoles, evangelistas o dinastías familiares, tiene la creencia en su dogmática teológica (posmilenarismo) para que Cristo venga por segunda vez a la tierra, reine por mil años y finalmente sea el fin del mundo; el territorio a escala global  debe convertirse en una nación cristiana.

La única manera de que eso suceda es que los cristianos ocupen puestos de poder y así presidan las naciones “restaurando” los gobiernos nacionales por la causa divina. Bajo esta ideología, los partidos político-religiosos neopentecostales se han convertido en una  red internacional que geoestratégicamente se ha expandido e incursionado en política nacional e internacional de manera exponencial desde Estados Unidos hasta Chile. Ejemplo de ello la candidatura de Jair Bolsonaro apoyada por el obispo Edir Macedo o el asesoramiento que le dio la Coalición Cristiana al expresidente Donald Trump en todo su mandato.

El fenómeno neopentecostal hace referencia a una geografía de la globalización. Es un actor con poder económico gracias a las mega iglesias, quienes les financian para posicionar su plan expansionista y poder participar en las contiendas electorales. La nación cristiana es un proyecto de globalización sin frontera porque desde la óptica monoteísta: si Dios creó el mundo: ¿cómo este va a tener fronteras político-administrativas para sus creyentes quienes anhelan el Reino de Dios en la tierra?

Como todo proyecto geopolítico expansionista, para poder instaurar la nación cristiana, los neopentecostales deben homogenizar los territorios y personas, por consecuencia y según su ideología tendrán que enfrentarse a una batalla espiritual.

La guerra espiritual es concepto religioso utilizado para emplear una cruzada contra las fuerzas del mal que quieren poseer territorios y personas atentando al proyecto de la nación cristiana. Esas fuerzas del mal, que se convierten automáticamente en enemigos de la aspiración neopentecostal son la idea del comunismo, feminismo, aborto, diversidades sexuales y otros derechos humanos.

Por lo anterior, lo que Costa Rica experimentó en las elecciones presidenciales del 2018 fue el efecto de un movimiento internacionalmente organizado que ha sabido posicionarse y movilizarse en los territorios para instaurar lo religioso en la política partidaria.

En la presente contienda electoral 2022, si bien es cierto lo religioso no está tan expuesto como en el 2018, sí es un elemento de presencia silenciosa. Evidencia de ello es el video que Fabricio Alvarado publicó el pasado 16 de enero expresando un “no al comunismo” en la supuesta figura del candidato presidencial José María Villalta, con lo cual refleja en su discurso uno de los enemigos del neopentecostalismo o como también se expresa claramente en los estatutos neopentecostales de los partidos Restauración Nacional (PRN) y Nueva República (PNR).

El artículo ocho del estatuto de PRN (2005) se refiere a la ideología del partido mencionando:

“El Partido Restauración Nacional profesa, como ideología política, el cristianismo social. Esta ideología parte de la base de que el cristianismo, como su plataforma ética, no solo es una doctrina de carácter espiritual, sino que, en su pleno sentido” (p.4).

El artículo cinco del estatuto de PNR (2019) menciona respecto a la doctrina política del partido:

“La doctrina política del Partido Nueva República, así como sus medios de acción, se inspiran en los valores y principios más arraigados de la civilización judeocristiana” (p.3).

En ambos artículos se  puede entender que el cristianismo es la base moral e ideológica en la que se fundamenta la  acción política de los partidos neopentecostales, esto trae como problemática el planteamiento que hacen los partidos Restauración Nacional y Nueva República de lo religioso como medida de política pública y de “desarrollo” humano en una Costa Rica golpeada por los efectos de la Pandemia COVID-19 y otras crisis de urgente solución como la educación, corrupción y la violencia sexual que están viviendo las mujeres en nuestro país.

Por más que los candidatos Eduardo Cruickshank Smith y Fabricio Alvarado Muñoz sean los neopentecostales que niegan la presencia de Dios en sus carreras e intereses presidenciales (por estrategia política), ambos saben que tienen el llamado final como actores político-religiosos de establecer la nación cristiana.

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