Opinión

El valor del ser humano…

En esta nueva era de cambios y avances científicos, tecnológicos y sociales, prácticamente todo tiene un valor específico adjudicado por determinados entes.

En esta nueva era de cambios y avances científicos, tecnológicos y sociales, prácticamente todo tiene un valor específico adjudicado por determinados entes. Aunque ese valor puede cambiar de un momento a otro debido a la oferta y demanda que existe en el inmenso mercado de bienes y servicios en que se ha convertido el mundo.

Asimismo, pertenecemos a una sociedad en donde el capitalismo salvaje lo embarga todo y muchas veces la gente cree que vale por lo que tiene, en cuanto a bienes materiales, dejando de lado la importancia de lo que realmente significa el valor del ser humano, pero en sí mismo. Porque cuando hacemos referencia al concepto de valor, este suele ser entendido como sinónimo de precio.

¿Y qué pasa cuando tratamos de cualificar cuantitativamente al ser humano?, ya que existen valores más allá de todo, esos que argumentaban los filósofos griegos como Aristóteles que dedicó su vida a la reflexión ética y moral, la cual debería fundamentar las bases de todo lo que nos rodea, para, así, tratar de ser equitativos con aquellos que se encuentran en una situación de disparidad en cuanto al ejercicio de sus derechos y deberes.

Lo anterior, nos permite discernir entre lo que es ético y lo que no, entre lo que es moral y lo que solo lo aparenta a primera vista. Y esto, porque en el desarrollo histórico social de toda persona, esta se verá inmersa cada día en un intercambio de relaciones con otras muy diferentes, sean de su mismo entorno o ajenas a este. Más allá de los mínimos o máximos éticos que alguien pueda poner en práctica en su desarrollo social.

Entonces la situación se presenta muy clara, actúas de manera ética y moralmente correcta o no. Ya que términos medios aquí no existen en cuanto al valor del ser humano, debido a que no podemos vivir sin comprometernos realmente con una serie de principios que, al fin de cuentas, son los que fundamentan las diferentes relaciones sociales que convergen en esta aldea global y constituyen la base de toda civilización.

Por ello, hoy más que nunca es necesario recordar las palabras del matemático árabe Al-Khawarizmi, cuando se le preguntó qué valor le podía otorgar él al ser humano, a lo cual respondió lo siguiente:

“Si tiene ética, entonces su valor es uno. Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será diez. Si también es rico, súmele otro cero y será = cien. Si por sobre todo eso es además, una bella persona, agréguele otro cero y su valor será mil. Pero, si pierde el uno, que corresponde a la ética, perderá todo su valor pues, solamente le quedarán los ceros.”

El pensador en cuestión deja en evidencia algo muy sencillo: sin valores éticos ni principios morales que sean realmente sólidos no queda nada más que cero; corrupción pura y llana con delincuentes de cuello blanco y acosadores profesionales, llámense sexuales, laborales o ambos. En fin, malas personas que andan por la vida, tratando de obtener provecho de cualquier situación sea dentro o fuera de sus trabajos.

Así en este país, ni las universidades se ven exentas de la crisis ética y moral que nos aqueja. Por ejemplo, la Universidad de Costa Rica (UCR) no se escapa del hecho de que varios de sus funcionarios han abusado de sus puestos como profesores o administrativos, para aprovecharse de otros y otras mediante una serie de principios éticos y valores morales en conflicto. Con eso reflejan cómo la corrupción en ésta Nación no bordea los límites de la Academia, vive inmersa dentro de ella, alimentándose y profesionalizándose cada vez más.

De cara a lo que se pueda o no percibir, muchos no estamos dispuestos a guardar silencio frente a la violación y atropello a los derechos humanos de quienes laboran y estudian ahí, poniendo en tela de juicio a las víctimas y, además, a las bases en que se fundamenta esta casa de estudios superiores desde hace décadas. Debido a que gracias a ella es que llegamos a ser lo que somos en nuestras vidas, más allá de discursos llenos de falacias y ambigüedades.

Es imposible ignorar que en la actualidad la UCR está atravesando por un mal momento, el cual puede empeorar en cuanto a un compromiso moral y ético más que endeble, contrario a los postulados de esta alma máter y, sobre todo, a la formación de muchos egresados que hoy convertidos en profesores y profesoras poseemos y ponemos en práctica. Más allá del ámbito de la lógica estética e irracional de algunos que no pueden apreciar y menos diferenciar, donde radica e impera el verdadero valor del ser humano.

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