Opinión

El Presidente y la Contralora

Nos negamos a ser parte del coro de la orquestación plutocrático-mediática y politiquera que ha salido en defensa de la señora Marta Eugenia Acosta Zúñiga, Contralora General de la República (CGR), ante la serie de diatribas del presidente Chaves en su contra. Es más, para nosotros ella es una cosa y la institucionalidad del ente contralor otra una muy distinta.

La señora Acosta Zúñiga fue pieza fundamental de la más perversa campaña jamás desplegada en los últimos tiempos en contra de las personas trabajadoras empleadas públicas asalariadas del Estado.

En lo particular, sus invectivas ante la Asamblea Legislativa anunciando la “hecatombe” fiscal del país a raíz de los denominados pluses salariales y las anualidades, fueron combustible vital de esa campaña desplegada por varios de los medios de comunicación colectiva denominados por nosotros periodismo de odio; y que, luego, en campaña electoral Chaves los denominó prensa canalla.

La señora Acosta Zúñiga, de manera militante, asumió primerísimo lugar en esa campaña de agresión ideológica y de terrorismo ideológico en contra del empleo público, afectando la honra, la dignidad, el honor y la autoestima de miles de personas trabajadoras asalariadas estatales, mismas que no son y que nunca fueron parte del sistema de salariazos de la cúpula político-tecnocrática del Estado, del cual ella es parte con su remuneración mensual de entre 5 y 6 millones de colones.

La señora Acosta Zúñiga siempre supo que el problema fundamental del desastre de las finanzas públicas estuvo determinado por el pago de intereses de la deuda pública; y que, jamás, fueron los salarios estatales responsables de ese caos fiscal.

La señora Acosta Zúñiga, dada esa posición ideológica suya que le impregnó al ente contralor, siempre miró para otro lado cuando se desarrollaba en los gobiernos de los partidos políticos que ahora la apadrinan, el más grande fraude fiscal-tributario y el más escandaloso y vulgar sistema de exenciones-exoneraciones que, combinados ambos, producen un faltante en las arcas públicas, anualmente, de hasta 14 puntos del Producto Interno Bruto (PIB).

La señora Acosta Zúñiga ignoró, deliberadamente, el Informe Final del Expediente Legislativo 19.973, fechado 29 de marzo de 2017 (Gobierno PAC-Luis Guillermo Solís Rivera), “Comisión Especial Investigadora, que se dedique a analizar la información hecha pública a partir de la investigación periodística internacional en torno al bufete panameño Mossack Fonseca, con el fin de identificar mecanismos o prácticas utilizadas para eludir o evadir tributos, así como las deficiencias, vacíos y omisiones que pueda tener la legislación costarricense para la adecuada fiscalización y recaudación tributarias”; mundialmente conocido este caso como Los papeles de Panamá.

Precisamente, en ese crucial informe legislativo, que a la fecha yace en un basurero, se señalaron esas deficiencias, esos vacíos y esas omisiones que han permitido el gigantesco fraude fiscal-tributario que se mantiene hasta hoy día.

¿Y qué acción de control promovió la señora Acosta Zúñiga para que en nuestro parlamento se impulsaran todos esos cambios…? ¡Ninguna! No puede ella mostrar ni un solo oficio-documento, del 2017 a la hoy (7 años después), señalándole a la Asamblea Legislativa que están pendientes de impulsar los cambios estructurales necesarios para que el sistema tributario nacional deje de ser corrupto e injusto; cambios que delineó, muy bien, el informe Los papeles de Panamá.

 La señora Acosta Zúñiga lleva 20 años posicionada en la máxima cúpula política contralora del país: 8 como subcontralora y 12 como contralora. Y en estos 20 años, el fraude fiscal-tributario crecía; crecía también el sangrado fiscal de las exenciones-exoneraciones; crecía las corruptelas gigantes con fondos públicos…, etc., etc.

Sin duda alguna, el presidente Chaves está fuera de sí por los trabonazos que le mete la señora Acosta Zúñiga apegada ella, es cierto, a la legalidad vigente, misma que el mandatario quisiera mandar al carajo. Chaves no se traerá abajo la institucionalidad jurídica del país: demostrado está que sus desmadres autoritarios se estrellan con la firmeza de los valores y postulados fundamentales de la Constitución Política de 1949.

Nosotros tenemos claro que lo que hemos venido presenciando en un pleito de poder por el control del olimpo económico (la plutocracia) del país; básicamente escenificado por la élite político-partidaria PLUSC-PAC, aliada con la plutocracia mediática vs. los poderosos capitales que financiaron la campaña de Chaves y que andan en busca de cobrar, con buenos intereses, su inversión.

A él, su oxígeno político se le está agotando y ya recibieron fuerte jalón de orejas esos diputados que corrieron a Zapote a prosternarse ante él, con motivo de la elección del directorio legislativo de este 1 de mayo. Sin embargo, en esas alturas del olimpo económico (la plutocracia) todo puede suceder.

 En términos generales, en ambos bandos, las tesis ideológicas del todo mercado-nada Estado, siguen siendo hegemónicas. No queda más que seguir en guardia.

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