Opinión

El PAC en su laberinto

Avanza el III Congreso del PAC y tal como se pronosticó, el máximo evento político partidario está pasando de puntillas, sin hacer ruido ante la opinión pública y lo que es difícil de entender, ante amplios sectores de sus propios  militantes y simpatizantes.  Decenas de registrados, organizados en grupos territoriales y de interés con derechos plenos no lo ejercen, provocando asistencias marginales a las actividades convocadas.

¿Qué sucede en el PAC?  Incapacidad de su dirección política para entender la grave situación por la que transita el partido,  para entender sus orígenes y buscar una salida que asegure futuro más allá de las dificultades financieras. ¿O será que la marca política electoral PAC, ya se agotó y no hay capacidad para reconocerlo y aceptarlo?

Cuando Ottón Solís y la generación fundadora lanzaron en el 2000 el proyecto de creación del PAC para romper el monopolio del bipartidismo, amplios sectores del país saludaron el acontecimiento y muchos se incorporaron a esa nueva y novedosa organización política electoral, con fe y esperanza en el futuro.

En las elecciones de febrero del 2002 el PAC obtuvo alrededor del 25% en la elección presidencial y 14 diputados como representación parlamentaria.  Y en adelante el PAC desde la oposición se convirtió en una fuerza protagónica de la  vida política del país.

No obstante, haber conquistado el mando del gobierno en dos oportunidades consecutivas, del 2014 al 2022, el PAC no logró construir una estructura orgánica estable e incrementar su capital político y social, por múltiples factores negativos que se manifestaron internamente en los últimos años, hasta llegar a los lamentables resultados electorales de febrero pasado. De la esperanza de los primeros años pasamos a la pérdida de credibilidad.

En los gobiernos del PAC se olvidaron del  PAC con mayor o menor intensidad y acentos. En múltiples oportunidades, durante la administración Alvarado Quesada, decisiones políticas relevantes se adoptaron en abierta contradicción con posiciones y postulados partidarios que dañaron seriamente su credibilidad y confianza en amplios sectores de lo que se podría definir como su capital político, social y electoral.

En las elecciones de febrero pasado, el electorado nos castigó y abandonó y el PAC  se quedó sin piso electoral y como consecuencia inmediata, sin representación parlamentaria. Y por lo demás con capacidades diezmadas  para entrar en el corto y mediano plazo en un proceso de recuperación de influencias y de confianzas políticas perdidas.

El III Congreso del PAC que se encuentra en desarrollo debe tomar decisiones que permitan responder a los orígenes y consecuencias políticas de los resultados electorales de febrero y abril pasados e interpretar el reacomodo que se ha producido en la correlación de fuerzas políticas del país que claramente favorece a la derecha agrupada alrededor del estilo, forma y fondo del gobierno del presidente Rodrigo Chaves.

Veremos si el III Congreso del PAC está en capacidad de dar respuesta a los enormes retos que enfrenta el Partido Acción Ciudadana en el presente.

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