Opinión

El imperioso deber de conocer el islam

Aunque el fanatismo se da en todos los ámbitos de nuestras sociedades, el islam lastimosamente se convierte en un excelente caldo de cultivo para que personas con pocos escrúpulos lo manejen a su antojo.

Más de la mitad de la población mundial practica un credo religioso, hecho que implica una gran responsabilidad a la hora de tomar decisiones que afecten de manera positiva, si nos atenemos a los pilares de las mismas para la sana convivencia.

Dentro de este ámbito, el islam es una de las religiones de mayor crecimiento, tanto así que se considera que para el año 2050 será la que cuente con la mayor cantidad de fieles.

Entre muchos de los musulmanes que han heredado la religión por parte de sus padres, sucede un fenómeno que no es ajeno a los otros creyentes: dan por sentado todo lo que les enseñan sin tomarse la molestia de investigar si lo que están aprendiendo y, por lo tanto, enseñando a sus hijos está basado en los pilares con que se fundó la religión. Porque en muchas ocasiones son los conversos quienes estudian a fondo el credo que desean practicar para comenzar a ejercerlo y tienen más conocimiento que los nativos.

Es por esta razón que resulta sumamente importante que los nuevos musulmanes estudien su religión comenzando por leer primero el sagrado Corán en su propio idioma, para que ningún manipulador de la fe les convenza de desvaríos que no existen.

Aunque el fanatismo se da en todos los ámbitos de nuestras sociedades, el islam lastimosamente se convierte en un excelente caldo de cultivo para que personas con pocos escrúpulos lo manejen a su antojo, sobre todo cuando de violentar los derechos de las mujeres se trata.

Si tomamos en cuenta que el islam cuenta con una máxima que ningún musulmán puede negar, la cual dice: “Todo es absolutamente lícito (halal), excepto lo que de manera explícita ha sido declarado como ilícito (haram) en el sagrado Corán”, llama poderosamente la atención el hecho de que muchos “sabios”, religiosos y demás, aseguren todo lo contrario. Comienzan a declarar ilícitas cosas que no están decretadas de esa manera en su libro sagrado.

Para muestra varios botones: 

  1. Se ha extendido la creencia de que las musulmanas no pueden casarse con no musulmanes, lo que es completamente falso debido a que tal prohibición no existe de manera explícita en el sagrado Corán. Sin embargo, sobran musulmanes que de buenas a primeras aseguran que si una musulmana mantiene un noviazgo o matrimonio con un no musulmán queda automáticamente fuera del islam. La experiencia y sentido común demuestran que vale más compartir la vida con una buena persona que con un mal creyente.
  2. La condena a muerte a los homosexuales. Dicha falta que también la podríamos encontrar hilando fino en las otras religiones monoteístas no se encuentra castigada de manera específica en el sagrado Corán. Por eso cada vez que vea que algún sabio o religioso islámico la condene, sepa que esa persona está manipulando las escrituras para dejarse llevar por la homofobia.
  3. Abandonar las costumbres propias para adoptar las de la cultura árabe. Convertirse al islam no implica hacerse árabe per se. Se pueden adoptar algunas conductas propias de los árabes y países islámicos si son para nuestro bien sin que ello obligue a los nuevos musulmanes a vestirse como árabes y defenestrar las propias. Esto también aplica para las musulmanas en donde ninguna está obligada a usar el velo para cubrirse. En el islam existe otro principio básico: “no hay imposición en materia de religión. De esta manera, usar el velo es una cuestión propia de cada mujer y no constituye una condición para demostrar su mayor o menor grado de piedad”.

De esta manera y tal como ha sido establecido por Allah en su sagrado libro y a través de su profeta Muhámmad, el islam es una religión de equilibrio, paz y solidaridad. Por eso, cada vez que algo de lo que hacen los musulmanes contradice al Corán, tenga por seguro que ha sido manipulado.

Afortunadamente, muchos musulmanes, sobre todo conversos, están cambiando este tipo de conductas, aunque falta todavía mucho por hacer.

Con las situaciones tan delicadas que vive el mundo actual, no está de más aclarar estos puntos para tratar de convivir de la mejor manera, en especial fomentando el diálogo interreligioso.

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